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Pilar de la Horadada

Arenas movedizas... para bien

Las playas del municipio reciben más de 8.000 metros cúbicos de arena para la época estival

Arenas movedizas... para bien

Cerca de 8.000 metros cúbicos. Esa es la cantidad de arena que necesitan las playas de Pilar de la Horadada para ofrecer su mejor cara a las decenas de miles de turistas que empezarán a llegar desde este mes. La pérdida de los arenales es un problema que se viene repitiendo desde hace cuatro décadas, cuando la construcción del puerto deportivo modificó al parecer las corrientes naturales marinas, motivando que las zonas de baño del término municipal pierdan cada cierto tiempo la arena hasta quedarse prácticamente cubiertas de piedra. La Dirección General de Costas y el Ayuntamiento trabajan estos días para regenerar la zona, pero no es más que una medida temporal. La solución, según ha estimado un estudio de la Universidad de Alicante (UA), pasa por construir una serie de diques y espigones para evitar que el mar siga erosionando el litoral que supone el principal atractivo para los visitantes.

La conclusión de que ha sido la construcción del puerto de Torre de la Horadada lo que ha desencadenado el problema de erosión de arena que ahora sufren las playas es algo que tiene meridianamente claro el Ayuntamiento y que ha documentado a través de un archivo fotográfico. Tras la construcción de esta infraestructura, la corriente marina y su arrastre de sedimentos ha hecho que haya surgido una playa nueva, que es precisamente la playa del puerto, por la excesiva acumulación de arena en este punto. En cambio, la zona de Las Higuericas, la Cala del tío Pepe y El Mojón han ido perdiendo progresivamente el arenal hasta el punto de que sin la intervención de la administración local, hoy sería prácticamente imposible que se disfrutaran como zonas de baño. Por suerte, la acumulación de arena en la playa del puerto permite extraer el exceso de esa zona y redistribuirla en las otras tres. Así, Costas se encarga de la extracción y la empresa de mantenimiento de playas que tiene contratada el Ayuntamiento de la distribución. Pero no es más que un parche. «El problema es que si se registra un temporal de lluvia, podemos perder en media hora toda esa arena», explica el alcalde, José Fidel Ros. Con el objetivo de buscar una solución definitiva y contener el gasto de cientos de miles de euros que paga cada año el Ayuntamiento para adecuar las zonas de baño, el equipo de gobierno encargó a la UA un estudio para ahondar en las causas y ha puesto sobre la mesa tres tipos de soluciones para hacer frente a la situación. Todas ellas pasan por construir diques y espigones frente al mar, transversales y paralelos, de diferentes tamaños y en distintas ubicaciones. Acometer este proyecto costaría cerca de 3 millones de euros. El avance de este estudio ha sido remitido a Costas para que, si da el visto bueno, se profundice en determinar cuál es la solución más ventajosa y, entonces, buscar las subvenciones autonómicas y estatales para que la playa y el turismo pueda seguir siendo uno de sus principales motores económicos.

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