Los agricultores que explotan cultivos de secano en la Vega Baja está viviendo uno de los peores temporadas que recuerdan por la escasez de lluvia. La organización agraria Asaja ha alertado que la falta de agua está arrasando plantaciones de cereales, olivares y sobre todo almendros, puesto que en algunas zonas se ha perdido ya hasta el cien por cien de la cosecha. Las perjuicios económicos por las consecuencias del que está siendo el año hidrológico más seco de las últimas décadas ascienden ya a más de 9 millones de euros solo teniendo en cuenta el valor de la producción.

La comarca cuenta en la actualidad con 2.481 hectáreas plantadas con cultivos de secano, entre los que destaca especialmente el almendro. La producción total que está en juego como consecuencia de esta sequía alcanza las 44.215 toneladas esta temporada, aunque los efectos adversos de esta anómala situación se extenderán previsiblemente al año siguiente porque los árboles leñosos se están viendo gravemente dañados y se teme que muchos de ellos no se salvarán. Una de las plantaciones que más se está viendo afectada por su elevado valor económico es la de la alfalfa, que con 623 hectáreas tiene un valor económico aproximado de más de 6.183.000 euros y que contaba con un volumen de producción de 37.206 toneladas distribuidas en la comarca. En el caso del almendro, cabe destacar que alcanza 2.773 hectáreas, aunque parte de ellas están ubicadas en zona de regadío; es decir, que tienen acceso al agua que llega desde el trasvase del Tajo. No obstante, la sequía no solo está causando estragos en los cultivos de secano, puesto que los demás también se están viendo perjudicados. Desde Asaja explican que la carencia de lluvias está obligando a los agricultores a destinar hasta un 30% más de recursos hídricos, lo que multiplica la inversión que tiene que realizar para salvar las cosechas y, de seguir así, provocará pérdidas a los productores.

El cultivo de cereales como el trigo, la cebada, la avena y el maíz son otros de los más afectados de la modalidad de secano y suman 1.978 hectáreas repartidas entre distintos pueblos de la Vega Baja, una comarca en la que la agricultura se caracteriza por desarrollarse en pequeñas parcelas, lo que supone que son decenas de agricultores los que han perdido el 100% de su producción. Lo mismo ocurre con los olivares, que ocupan una superficie de 362 hectáreas dedicadas a la producción de aceite y de aceituna de mesa, cuya producción está valorada en casi 160.000 euros y que también está a punto de perderse casi por completo. Desde Asaja destacan el dramatismo de esta situación puesto que hay familias enteras que viven en entornos rurales cuyos ingresos dependen exclusivamente de las producciones que se están perdiendo.

Aunque en los últimos días el Ministerio ha anunciado que tratará de paliar la situación ayudando a los perjudicados con incentivos, desde ASAJA insisten en que Conselleria debe elaborar un informe técnico por parte del servicio de estadística para saber los daños y tratar de impulsar con el Gobierno central medidas para compensar a los agricultores, como bonificar las cuotas de la Seguridad Social de los agricultores, eximirles del pago del IBI rústico en 2013 o bonificar los tipos de interés de los préstamos ante las pérdidas y la falta de liquidez de los afectados.