«Que vendan ya». Esa es la recomendación del sector de los inmobiliarios a los particulares que hayan pensado o tengan previsto poner su vivienda a la venta. «Los pisos no van a bajar más de precio pero tampoco subirán a corto plazo», advierte Ulrich Brack, presidente de la Asociación Inmobiliaria de la Vega Baja (Asivega).

Y además, si no se venden ahora, valora, esas propiedades de segunda mano deberán competir en el mercado dentro de dos o tres años y ya más devaluadas, con las viviendas de nueva planta que se están construyendo y con mejores calidades que las levantadas antes del «boom». Un sector, el de la vivienda turística de segunda mano, que tiene en Torrevieja una de las principales ofertas del país, y que ayer organizaba unas jornadas de formación en el Centro de Desarrollo Turístico de la ciudad. «Que vendan y confíen en un profesional porque durante el "boom" los particulares ponían un cartel en el balcón y a la semana tenía demanda. Ahora no».

Para Asivega los propietarios deben ser conscientes de que el precio que ellos pagaron por la vivienda no es el actual. «Un particular no es objetivo a la hora de fijar el precio. Debe confiar en un profesional para fijar ese precio y que le encuentre un comprador. El inmobiliario no vende casas. El único que puede hacerlo es el propietario». La única forma de vender es ser «muy atractivo en precio», indican las mismas fuentes, porque la demanda es escasa.

El mercado de segunda mano sigue siendo el más importante para estos profesionales porque las docena de empresas que están construyendo viviendas nuevas tienen sus propias redes de comercialización. La segunda mano, con una oferta apabullante, ha liderado, ahora, y también durante la crisis, el número de operaciones de compraventa. Algo que se refleja, por ejemplo, en el incremento del impuesto de plusvalías en el municipio, con más de 13 millones de euros de recaudación en 2013, dos más de los previstos en los presupuestos.

Eso sí, los precios han caído en siete años un 40%, en cifras oficiales y hasta el 60%, en algunos casos. El 70% de las oficinas inmobiliarias de Torrevieja y Orihuela Costa se han quedado por el camino; en especial, las británicas y muchas españolas. Ese hueco, explica Ulrich, lo están llenando, aunque muy poco a poco, comercializadoras escandinavas y rusas y con un potencial mucho menor que en el mercado previo a la crisis.

Escandinavia

Los «inmobiliarios» se manejaban antes de la debacle de finales de 2007 con un mercado potencial de compradores enorme de 110 millones de clientes -España, Reino Unido e Irlanda-. «Por eso se vendió tanto». Esa demanda se ha reducido a una quinta parte y se limita al público escandinavo -Noruega, Finlandia y Suecia-, Bélgica y, en menor medida, Holanda y Rusia -este último con menor relevancia de la que se proyecta-. «Hoy en día el que más ayuda necesita es el vendedor. No tiene las posibilidades de antes. Estamos al otro lado de la curva. Mucha oferta y muy poca demanda», aclara Asivega y en definitiva, los precios solo subirán cuando la demanda sea más grande que la oferta.