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Orihuela

Scheurer pidió a los técnicos meter un requisito en el pliego que sólo cumplía una mercantil

Chiringuitos del Sol obtuvo del Instituto de Calidad Turística los certificados en junio de 2013, siete meses antes de licitarse el concurso presentando como su negocio los locales a pie de playa que estaba explotando de forma provisional y que ya no tiene

Scheurer pidió a los técnicos meter un requisito en el pliego que sólo cumplía una mercantil

La concejala de Playas, Martina Scheurer (Los Verdes) admitió ayer a preguntas de INFORMACIÓN en una comparecencia a la que acudió para hablar de una prueba deportiva, que suya fue la decisión de incluir una cláusula en el contrato de adjudicación de los servicios de playas (chiringuitos, hamacas, motos acuáticas, sombrillas,...) que, como se ha sabido ahora, sólo cumplía un aspirante. El argumento de la edil para justificar su decisión era que el Ayuntamiento disponía de otras acreditaciones similares y entendía que para garantizarlas era necesario que los chiringuitos estuvieran a su altura. De hecho, esa exigencia se incluyó en el punto 5 del pliego de condiciones administrativas (Requisito de solvencia técnica complementaria, aseguramiento de la calidad y de normas de gestión medioambiental) que se hizo público el 31 de enero, cuando ya el resto no tenía tiempo material para gestionarlo, según han denunciado otros aspirantes. Como ya ha venido publicando el diario, sólo una empresa: «Chiringuitos del Sol SA» logró que se rasgaran todos sus sobres de aquella adjudicación, el último el 9 de abril, porque era la única que cumplía lo que decía esa cláusula: «Acreditar estar en posesión de la Q de Calidad Turística».

Chiringuitos del Sol SA

, cuyo gerente, Thomas Herteux, rechazó ayer contestar a las preguntas de esta redacción sobre este asunto, había obtenido esa «Q» entre diez y siete meses antes; concretamente, para un chiringuito el 25 de marzo de 2013 (Cabo Roig), y para los once restantes el 29 de junio de ese año. Todos en Orihuela, cuando ya ni siquiera era el adjudicatario porque el contrato que explotó siete años había vencido, pero como no había tiempo para sacar otro se lo prorrogaron hasta finalizar la temporada de estío. Extrabajadores de la mercantil aseguraron ayer a esta redacción que las fechas de las inspecciones para obtener esa «Q» se conocían con antelación por la mercantil; es decir, que ni mucho menos eran sorpresa.

Con todo ello, «Chiringuitos del Sol» obtuvo del Instituto de Calidad Turística de España (ICTE) entre marzo y junio de 2013 hasta 12 certificaciones que acreditaban su solvencia y la calidad de su gestión a través de unos chiringuitos que no eran más que una concesión que iba a expirar ese mismo verano; es decir, que no le iban a valer para otra cosa que para obtener un título que en esos momentos nadie pedía. Siete meses después el 31 de enero de 2014, cuando Orihuela hizo públicas las bases que incluía esa cláusula para la mercantil fue casi como si le hubiera tocado la lotería. En esos momentos y en toda la provincia sólo había 37 negocios con la certificación del ICTE. Doce eran los de Chiringuitos del Sol SA en Orihuela -que ya no existían- otro era un bar en Torrevieja, otro un restaurante en Alicante y los 23 restantes eran hamburgueses McDonal's repartidas por la provincia. Nadie dedicado al negocio de sol y playa. A pesar de ello, Scheurer insistía ayer que «cualquier empresa, aunque fuera de otra parte, se podía había presentado al concurso» aunque «lo ideal sería que el trabajo se lo quedasen empresas de Orihuela», pero confesó que prefirió que todos los servicios de las playas pudieran certificar su calidad.

Territorio

Cuando el resto de aspirantes -tres- a aquella adjudicación de enero denunciaron que ese certificado de calidad no lo tenía nadie en la provincia no mentían. Es más, según el ICTE para la actividad de chiringuitos sólo hay certificado en todo el territorio nacional otra mercantil y ubicada en Cádiz.

Pero no sólo eso, ese mismo artículo 5 que se introdujo en el pliego de condiciones por el Ayuntamiento pedía a las empresas estar en posesión de otro certificado de calidad. Se trata de la norma ISO 9001 o de la 14001 que también es más que dudoso que garantice, precisamente, una solvencia, ya que los chiringuitos son desmontables y lo que un año sirve, al siguiente no tiene por qué valer. De hecho, un portavoz del ICTE ayer, a preguntas de este diario, aseguró que sus certificados son anuales; es decir, que a Chiringuitos del Sol SA ya le ha vencido la que obtuvo en marzo por Cabo Roig, y sin posibilidad de renovarla; y para los otros once les quedaría poco más de mes y medio para encontrarse en la misma situación y perder las «Q».

La publicación por este diario el pasado abril de que «Chiringuitos del Sol SA» adeudaba más de un millón de euros al Ayuntamiento de Orihuela por el canon de Costas, a pesar de lo cual ha podido concursar y ser la única mercantil a la que se le había abierto el sobre de la oferta económica, provocó que el equipo de gobierno decidiera dejar en suspenso la adjudicación. Días más tarde aseguró que se le había reclamado la deuda y que se negaba a pagar. El lunes la concejala de Hacienda, Carolina Gracia (PSOE), manifestó que el requerimiento para el vencimiento podría alargarse hasta el 5 de julio en función de la fecha a la cual les llegue a los deudores la notificación. Este trámite del pago es fundamental pues el alcalde, Monserrate Guillén, ha dicho que para el caso de que no lo hagan no será la adjudicataria, algo que se pone en duda cuando es el único aspirante que reunía los requisitos exigidos y para el cual los técnicos no han tenido en cuenta la deuda a la hora de valorarla como requisito que impidiera su concurso.

Herteux no quiso aclarar ninguna de estas dudas o explicar si va a pagar. Su empresa pujó por cuatro años más de gestión de chiringuitos ofreciendo un canon de 360.000 euros anuales por uno de los negocios más lucrativos del verano. El Ayuntamiento pedía un mínimo de 350.000 euros. Es decir, ofreció poco más del mínimo porque la lista de empresas ICTE es pública y sólo consultándola sabía que no tenía competidores y que por poco dinero se podía llevar esta gestión cuando en 2006 necesitó pagar 720.000 euros; es decir, el doble que ahora.

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