La centenaria Valentina Moreno, con la sinceridad que dan los años, asegura ayer en presencia del alcalde y de la concejala de la Tercera edad, Inmaculada Montesinos, que «yo nunca he sido guapa, pero sí simpática, y para llegar a esta edad he sufrido mucho. He trabajado en el campo y hecho de todo: limpiar, cuidar de niños? incluso una vez una familia un verano me encargó criar a un niño norteamericano», al que incluso asegura que «le dio teta». Ayer, algo hierática ante tanta cámara que cubría el acto, sus bisnietos se la comían a besos para que se relajara trasluciendo hacia ella un enorme cariño, en el transcurso de un aperitivo para celebrar la efeméride.

Es una mujer ya parca en palabras a estas alturas de la vida, pero con una existencia muy rica en experiencias, siendo oriunda de Nestares, un municipio de la comarca de Cameros (La Rioja), que a su vez es una especie de constelación entre esta autonomía y Soria, formada por numerosas poblaciones tanto de 500, como de 100 vecinos, y por muchos micromunicipios de 20 o 30 habitantes. Se casó a los 19 y se trasladó a Hornilla, población de su marido, que era 17 años mayor que ella y murió hace 40 años.

Quizá por ese motivo, sorprendió a la Prensa manifestando que la populosa ciudad Torrevieja «no me gusta», aunque más tarde su hija menor, Ana Fernández, matizaba que «creo que no os ha entendido bien la pregunta, porque siempre le ha gustado la ciudad. Aunque se mudó aquí definitivamente hace solo 8 años, incluso venía ella sola en autobús cuando yo ya me instalé para siempre aquí, en el 92».

De hecho, sus hijas y nietas sí reconocen estar a gusto en la ciudad de la sal, la cual consideran que «engancha», y donde han engendrado a su vasta prole, cuyos nombres (Iker, Julen o Naiara entre otros) denotan la ascendencia norteña de esta familia, en la cual se han ido mezclado en armonía gentes de Bilbao, San Sebastián o La Rioja formando ahora una de las arquetípicas familias totalmente torrevejenses pero de árbol genealógico que cruza la península de norte a sur.

Los datos

Cabe destacar que en Torrevieja, donde muchas personas acuden a pasar los últimos años de su vida, según los datos municipales hay 37 personas empadronadas de 99 o más años, siendo 27 de ellas mujeres.

La más longeva es Josefina Blanco, suegra de José Lorenzo, expresidente de la Junta Mayor de Cofradías y pregonero de la Semana Santa 2012. Josefina cumple el mes que viene 108 años. En este sentido, el primer edil del municipio recordó que «cada año visitamos a los centenarios y nos dan auténticas lecciones de cómo llegar a esa edad y de cómo era la Torrevieja de antes y como es la de ahora».