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Europa, cuatro días por semana

Eva Ortiz se levanta muchos días sin saber si está en Bruselas, Estrasburgo, el Magreb o en su Orihuela natal. Es la eurodiputada del PP más joven y la única representante de la provincia

La eurodiputada oriolana Eva Ortiz, sentada en un escaño del hemiciclo de la sede del Parlamento Europeo emplazado en Bruselas. m. a. r.

«¿Dónde estoy?» Esta es la primera pregunta que muchos días se hace al despertar Eva Ortiz (Orihuela, 1975), la única europarlamentaria de la provincia en Bruselas. Desde que tomó posesión de su escaño en diciembre de 2011 su agenda transcurre entre la capital belga, Estrasburgo y países del norte de África. Va a trabajar cada semana (de lunes a jueves) en avión, siempre duerme en hoteles y su armario es una maleta. ¿Es un chollo ser eurodiputado?

Integrarse en el Grupo del Partido Popular Europeo ha significado un importante ascenso en la carrera de Ortiz al permitirle relacionarse con los líderes de la política española y europea. También ha accedido a una importante remuneración (6.200 euros netos al mes como sueldo base), pero ocupar este cargo también requiere sacrificios, como pasar gran parte de su tiempo fuera de casa y lejos de su hija, a quien solo puede ver los fines de semana.

El final del pasillo derecho de la planta número 11 del Parlamento Europeo está decorado con fotografías de promoción turística de las playas de Calp o Benissa, junto a un barco de sal torrevejense, entre otros objetos relacionados con la costa alicantina. Es allí donde está ubicado su despacho. Está formado por dos habitaciones de pocos metros. Una en la que trabajan sus dos asesores; y otra, para la eurodiputada, que dispone de un sofá frente a la entrada. ¿Es ahí donde duerme la siesta? Eva, que es como le llama todo el mundo y a ella le gusta, asegura que nunca se ha echado a dormir, aunque lo cierto es que es bastante cómodo. «Aquí no hay tiempo para eso», dice con media sonrisa. Sus días transcurren entre reuniones del grupo popular, comisiones de control presupuestario, trabajo interno en su despacho, encuentros con otros políticos... «Es muy habitual ver por aquí al ministro de Economía, Luis de Guindos», afirma. La eurodiputada dice que el horario de los 2.600 funcionarios que trabajan en este edificio se ajusta a la jornada continua europea de 8 a 16 horas «aunque la mía no tiene hora de salida y siempre acabo más tarde». Dos semanas al mes trabaja en Bruselas, una en Estrasburgo y la cuarta suele tener viajes de trabajo a distintos países del Magreb.

INFORMACIÓN acompañó el pasado martes a la eurodiputada alicantina durante una jornada coincidiendo con la presentación del Certamen de Habaneras de Torrevieja en la sede del Parlamento. Después de dos años y medio se mueve como pez en el agua por el gigantesco edificio. En poco más de diez minutos casi una decena de personas la saludó desde que entró al inmueble y hasta su despacho. Desde un funcionario del control de seguridad hasta compañeros de grupo. También de la oposición.

¿Los eurodiputados saben dónde está Alicante? «Sí. Dices que eres de la Comunidad Valenciana y todos saben dónde está», contesta Ortiz. Preguntada sobre si los casos de corrupción política que salpican la autonomía son patentes en Bruselas, zanja que «no es así». Destaca que España es uno de los pocos países del club de los 28 que no sabe lavar los trapos sucios en casa, «como sí hacen por ejemplo los italianos» y se acaban trasladando las refriegas políticas nacionales a Europa, lo cual «no beneficia a la imagen del país. Nos cuesta cerrar filas y vender las cosas que hacemos bien», prosigue.

¿Qué pasaría si su partido la dejara fuera de la lista a las próximas elecciones? «No me inquieta y tampoco me da miedo dejar la política. Prefiero no pensar en que me quitan de un sitio, sino en la gran oportunidad que me han dado». La vida en el corazón político de la Unión Europea, al menos según la valoración de Eva Ortiz, parece tener más ventajas que inconvenientes. Tanto es así, que no titubea al afirmar que le gustaría mantener el escaño otros cinco años y seguir trabajando en Europa, cuatro días por semana.

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