El pleno del Ayuntamiento de Orihuela tumbó ayer la propuesta del alcalde, Monserrate Guillén (Los Verdes), para el nombramiento del catedrático Gregorio Canales Martínez como Caballero Cubierto 2014, uno de los cargos más importantes de la Semana Santa de Orihuela. Que la oposición eche abajo cualquier iniciativa de un equipo de gobierno en minoría (PSOE y Los Verdes suman 9 de los 25 ediles del plenario) no debería ser noticia si no fuera porque el acuerdo adoptado ayer demuestra hasta qué punto es imposible alcanzar un mínimo consenso en este municipio; incluso, cuando lo que se está sometiendo a votación es ni más ni menos que un nombramiento institucional, un reconocimiento que Orihuela da a un ciudadano por una trayectoria vital y personificada con su presencia y su participación en uno de los actos centrales de su Semana Mayor, declarada de Interés turístico Internacional. En definitiva es un premio y sin color de político, de hecho, gobiernos conservadores en Orihuela han hecho caballero cubierto a progresistas o viceversa.

Pero ayer triunfó la cuestión política y 14 de los 25 concejales, amparándose en una cuestión formal, decidieron romper el protocolo y la tradición, la púrpura que rodea a esa designación y, lo que es peor, manchar, de algún modo, la figura del homenajeado y del cargo porque, aunque él no fuera ni mucho menos culpable, el hecho de que el regidor sometiera su nombre a votación y le dijeran que «no» no es sólo un rechazo a Guillén para escenificar cómo gestiona la ciudad según la oposición -ya le han llamado en otros plenos «dictador» y en ruedas de Prensa hasta «genocida», y ayer le llamaron «manipulador» y «radical» y le acusaron de llevar a Orihuela a la «esquizofrenia política»- también es a él, a Gregorio Canales, al catedrático de Geografía de la Universidad de Alicante con una hoja de ruta intachable.

Torcido

El tema ya entró torcido a la sesión cuando el concejal Manuel Gallud (Los Verdes) anunció que no iba a estar presente ni en la discusión ni en la votación por no estar de acuerdo por el tinte religioso que tiene el cargo tal y como está concebido y eso, aseguró, no lo piensa él sólo, también su ejecutiva por lo que, siendo coherente con todo ello, se ausentaba.

A continuación se vio el desconcierto que preside Orihuela que llega al punto de no saber qué es lo que se está votando en cada momento. De hecho, concejales del grupo popular preguntados ayer por este periódico ni tan siquiera sabían que cuando votaron lo estaban haciendo a la propuesta de Guillén, pues pensaban que lo hacían sobre un mero formalismo: si la cuestión era urgente para debatirla en esa sesión. Y esta confusión se produjo porque menos de una hora antes del pleno se celebró a toda prisa una comisión, bajo la presidencia del PP, con el único objeto de rechazar su inclusión en el pleno. Y eso era algo irrelevante ya que Guillén había introducido la propuesta en el orden del día y lo había notificado el viernes a la junta de portavoces (PSOE, Los Verdes y PP) en lo que, tal y como ya publicó INFORMACIÓN, se convirtió en otro rifirrafe político porque el regidor no dejó pasar a ella a los liberales de CLr-Claro (porque no los reconoce como grupo municipal) e, incluso, echó mano de la Policía para ello.

Saltándose

Con todo, mientras Pedro Mancebo (CLr-Claro) discutía sobre la conveniencia o no de incluirla en el pleno o cómo Guillén lo había hecho, saltándose a la comisión; y mientras Mónica Lorente hacía una larga exposición dando loas a lo que supone la Semana Santa, la preocupación de Guillén era curiosamente que se votara la propuesta de forma nominal -no a mano alzada sino edil a edil- para saber quién de la oposición, conservadores y liberales, iba a decir «no» a un nombramiento que tiene de tradición y de cultura, pero también de religión porque se trata de la Semana Santa. En esa refriega política, en cuestión de segundos, Lorente y probablemente fruto de esa esquizofrenia a la que ayer se refirió para explicar cómo está la gestión del municipio, pidió que se votase primero si esa votación debía hacerse a mano alzada o nominal. Y, como era de esperar porque tiene la mayoría tras su pacto con CLr-Claro, ganó.

Entonces Guillén abrió la votación tal y como se había aprobado, a mano alzada, del punto 2.2.1 que decía así: «Honores y distinciones. Nombramiento del Ilustrísimo señor don Gregorio Canales Martínez como Caballero Cubierto porta estandarte de la Procesión del Santo Entierro de Cristo para la próxima Semana Santa». Y mientras ocho ediles del bipartito más Bob Houliston y Asun Mayoral votaban a favor, los otros 14 lo hacían en contra. Nadie reparó en el silencio que se generó en la sala porque el pleno había hecho historia: una propuesta de Caballero Cubierto, consensuada una semana antes por la junta de portavoces, había sido tumbada. El alcalde llamó después al «aspirante» para decirle que la oposición no había aprobado su designación, miembros del bipartito se mostraban desconcertado; y Gallud, sonreía.