Los regantes del trasvase Tajo-Segura contemplan con alegría la subida de los volúmenes almacenados en los pantanos de cabecera, pero al mismo tiempo contienen la respiración con la esperanza de que las reservas de Entrepeñas y Buendía no lleguen a los 900 hectómetros cúbicos. De alcanzarse este nivel en los pantanos que abastecen al Acueducto Tajo-Segura, se aplicaría automáticamente la nueva regulación contemplada en el Memorándum, lo que supone que la reserva mínima para desembalsar subiría de 240 a 400 hectómetros cúbicos de forma automática.

La nueva regulación pactada por Comunidad Valenciana, Murcia, Madrid y Extremadura con el Ministerio de Medio Ambiente establece que los 160 hectómetros de diferencia que pasarán a formar parte de las reservas del Tajo se irían deduciendo paulatinamente durante un periodo de cinco años, a razón de 32 hectómetros cúbicos anuales. Sin embargo, se deducirían de golpe, si los embalses de Entrepeñas y Buendía alcanzan los 900 hectómetros cúbicos.

La disposición transitoria que regula la fórmula para aplicar esta deducción establece también que «si en cualquier momento del periodo transitorio se alcanzase un nivel de existencias de 900 hectómetros cúbicos, tanto el nuevo nivel de referencia de 400 hectómetros cubicos como la curva de condiciones excepcionales entraría en vigor de forma inmediata». Por eso, los regantes del Acueducto quieren que siga entrando agua en los pantanos del Tajo, pero sin llegar a los 900 hectómetros cúbicos.