La madrugada del domingo a lunes el municipio de Orihuela registró, con dos grados sobre cero, la mínima en la Comunidad Valenciana. A esa hora se formaba como cada lunes, como cada martes, como cada miércoles,... desde hace meses la cola de ciudadanos ante las puertas de los juzgados de Orihuela que aún están cerrados... y la cola no entiende de edades.

Hay ancianos que necesitan una fe de vida para seguir cobrando la pensión, por ejemplo; inmigrantes pendientes de solicitar la nacionalidad o un certificado; ciudadanos que necesitan obtener una partida de nacimiento, de matrimonio, de defunción. ¿Qué se hace con una persona que tiene más de ochenta años y que esta aterida de frío en las puertas de los juzgados desde hace horas?

Pocas cosas, dejarle entrar y darle una silla mientras que en el exterior hay decenas que se tienen que mantener a la espera. Nada de lo que aquí se cuenta no se conoce desde hace meses, pero nadie le ha dado una solución porque, a día de hoy, no existe. Un anciano explicaba ayer que era la tercera vez que iba y que el trámite se lo solicitan para renovarle la pensión; es decir, tiene que demostrar que sigue vivo para seguir cobrando. La Administración concede plazos largos, de meses, para realizar este trámite pero advierte que cumplido el mismo se retirará la pensión hasta que se compruebe que el beneficiario sigue entre los vivos. La Administración podría acudir a un simple cruce de datos para comprobar los certificados de defunción, lo cual reduciría en gran medida estos trámites con los que trata de evitar el fraude, algo que por desgracia ha aumentado y más en estos tiempos de crisis. M. A.