El sonido del tamboril y la dulzaina se mezcla con el olor a incienso así como el de la preparación de ricos manjares y el crujir de la paja esparcida por el suelo. Orihuela revive un año más una época de leyenda a través de la celebración del Mercado Medieval y muchos son los que disfrutaron ayer de una de sus jornadas con más participación.

Desde bien temprano, los vendedores abrieron sus puestos, ubicados en un recorrido que alcanza los cuatro kilómetros, para ofrecer artículos de todo tipo. Artesanías tanto de decoración como complementos, jabones, ambientadores y sobre todo productos de degustación. A los quesos y dulces se unen las hierbas para hacer té pero sin duda lo que no falla y más público alcanza son las tascas donde sentarse a tomar un rico aperitivo como patatas a lo pobre, embutidos, cerdo asado e incluso pizzas, salchichas alemanas y los turcos kebab pero sin que falten crepes y gofres para el postre. Entre estas paradas destacan las que instalan los festeros de las comparsas moras y cristianas con el objetivo de recaudar fondos para las fiestas. Este año, como no podía ser de tora forma, las más visitadas son las de los embajadores: Moros Abdelazíes y Seguidores de Arum y Ruidoms. Sin embargo lo que más atrae al multitudinario público que alcanza esta actividad y que cada año llega las 200.000 personas a lo largo de sus tres jornadas de duración, son los espectáculos y la animación callejera que no solo gusta a los más pequeños que incluso se disfrazan de caballeros y princesas medievales para asistir a la cita sino a público en general dispuesto a disfrutar de juglares, bailarinas y bufones en las animaciones más cómicas y caballeros con armadura en aquellos espectáculos más aventureros.

Muchos de los artesanos crean también en los puestos sus propios espectáculos cuando elaboran sus artículos y dan a conocer a sus clientes el proceso. Vasijas de cristal o el tejido de telas son algunos de los ejemplos de los artesanos que logran tener un nutrido público.

El ambiente festivo se produce entre cinco monumentos nacionales y espacios declarados Bien de Interés Cultural donde destacan iglesias y el Museo Diocesano de Arte Sacro que han ampliado sus horarios de visita con motivo de la celebración del Mercado Medieval por lo que muchos son los visitantes que aprovechan la ocasión y disfrutan del patrimonio oriolano.