El futuro de la gobernabilidad de Orihuela pasa por la costa. Ya lo dijo Mónica Lorente después de perder las elecciones en 2011 porque allí su partido «pinchó» dejándose la mayoría absoluta. Son más de 20.000 los vecinos con derecho a voto en las municipales (de una población de 34.000 que ya roza prácticamente a la del casco urbano); y la mayoría son un misterio porque sigue sin empadronarse ya que a lo que vinieron fue a disfrutar del sol y de las playas durante su jubilación. Pero las cosas han cambiado y se han dado cuenta que su voto no sólo vale para obtener mejoras sino para decidir alcaldes. Y eso es algo que han aprendido tras sufrir un alarmante déficit de servicios que terminaron por generar un movimiento vecinal que acabó siendo un partido: Claro y del que nadie duda que, como en otras poblaciones, es llave de cualquier gobierno porque son independientes y están formados por vecinos sin, a priori, ambiciones políticas.
El PSOE es el partido más retrasado en estos momentos por la conquista de la costa tras obtener unos flojos resultados en las municipales. Los Verdes posicionó allí como si fuera un faro a una concejala, a Martina Scheurer, aunque su gestión es todo un misterio. Prácticamente no se sabe en qué consiste su trabajo o cuáles son los resultados que está obteniendo porque las críticas a su labor, difundidas un día sí y otro también por Claro, continúan. Otra cuestión es que haya una mayoría silenciosa que pueda estar de acuerdo con el trabajo que se está haciendo, pero eso no se sabrá antes de mayo de 2015, cuando tengan que ir a votar.
Y el Partido Popular tiene un difícil reto ante sí. Perdió las elecciones por su desgana con la costa -había proyectos, pero estos eran insuficientes o, simplemente, estaban y están paralizados a día de hoy pese a que algunos eran de tanta importancia como construir un colegio y un instituto-. Tras firmar un pacto con Claro para gobernar Orihuela y reconducir una relación que parecía imposible ha vuelto a romper para, ahora, firmar con el CLr. Y esos vaivenes que el PP ha dado más pensado en resultados políticos que en vecinos le siguen pasando factura.
Y, por último, los liberales saben que su futuro político pasa en buena medida por dos cuestiones: una es por mantener una cuota de poder en la costa mediante acciones de todo tipo -durante su etapa en el gobierno se pelearon incluso con su entonces Bob Houliston por ello-; y otra es por buscar una marca paraguas, un partido de proyección de cara a las próximas elecciones y todo apunta que ya tienen un nombre: Ciudadanos.
De hecho, hace un par de semanas mantuvieron, al igual que otros pequeños partidos independientes de la Vega- un encuentro con Emigdio Tormo, el hombre fuerte del partido en la provincia. La costa, a 17 meses vista de las elecciones, anuncia ya una dura pugna por decidir quién gobernará en Orihuela en 2015.
