­­Las redes sociales han permitido vaciar buena parte de las jaulas de la perrera municipal de Torrevieja. Ha sido la página en Facebook del núcleo zoológico torrevejense gestionada por voluntarios desde finales de 2011 y el trabajo de los tres empleados municipales en la propia perrera -Daniel Bautista, Vicente García y Antonio Martínez- el que ha logrado, por ejemplo, reubicar a 800 animales llegados a las instalaciones durante el año 2013. Casi todos a través de adopciones aunque también hay muchas recuperaciones de perros que se habían extraviado. El perfil de la perrera en la conocida red social cuenta con 8.300 seguidores. Es de largo, el sitio en internet más popular relacionado con el Ayuntamiento, en un apoyo que para sí quisiera la web municipal o la de turismo. Está dirigido fundamentalmente por una voluntaria, Ester Clua, que en esencia se encarga de descargar las fotos de los recién llegados y describirlos para intentar que encuentren a su propietario, si el animal no llevaba microchip o en su defecto un nuevo hogar.

Instalaciones reducidas

Cuando Daniel Bautista llegó a mediados de 2011 a la perrera no había jaulas suficientes. Albergaba una media de hasta 80 mascotas. Hoy, en algunas jornadas el recinto no llega a acoger ni 15 animales en una ciudad con más de cien mil vecinos. Los sacrificios son una excepción. Solo se realizan con animales enfermos sin posible tratamiento. Muchas jaulas están vacías. Y eso que las obras de prolongación de la Avenida de Rosa Mazón estrecharon las instalaciones de la perrera sin que se vislumbre a corto plazo que el nuevo edificio previsto en el mismo emplazamiento desde hace dos años vaya a ser una realidad pronto. La empresa que se adjudicó la obra está en concurso de acreedores.

El éxito de esta gestión está en las redes sociales, en el impulso que ha dado al recinto la llegada de Bautista y la experiencia de Vicente García y Antonio Martínez y también en las generosas condiciones en las que el Ayuntamiento tramita las adopciones. Cada mascota sale de la perrera con microchip, vacunación antirrábica y pasaporte europeo. Todo obligatorio. Todo gratis. Y no es lo habitual en este tipo de instalaciones municipales, en este caso responsabilidad de la edil Mamen Mateo.

El sistema de videovigilancia ha permitido disuadir los asaltos para llevarse perros -que también se producían para robar animales de razas peligrosas- pero no ha impedido que la gente siga dejando camadas de cachorros en cajas o perros atados a una farola. Sobre todo tras las fiestas de Navidad y eso que la perrera está empapelada con carteles que advierten de que no aceptan cachorros. Todos los días se emplean tres horas en la limpieza -de siete a diez- mientras sueltan a los perros para que paseen. Desde las diez de la mañana comienzan a llegar interesados que han visto las fotografías con las miradas de reclamo de las que serán sus futuras mascotas...en «el face» de la perrera municipal.

«Killer», la mascota «embargada»

«Killer» lleva tres años en la perrera municipal y aunque interés no falta por parte de muchos -sufrió un rocambolesco intento de robo- no puede darse en adopción. Es el veterano del lugar. Un ejemplar espectacular de american staffordshire terrier, de los que llamaríamos de raza peligrosa pero con un carácter que no hace honor a su nombre -la denominación que le dio su antiguo dueño y que lleva en el microchip incrustado en el cuello no puede modificarse-. Su llegada a la perrera se deriva de una operación judicial y la propia mascota forma parte del «material» incautado, como si fuera un coche de lujo o un yate. Y hasta que el juzgado no resuelva está así, como embargado. Se ha convertido en la mascota oficiosa de la perrera. De hecho, el grafiti que da la bienvenida a los usuarios está inspirado es un su poderosa estampa. D. P.