Torrevieja cuenta en estos momentos con treinta vecinos centenarios, de cien años de edad en adelante. Son 22 mujeres y 8 hombres, según los datos actualizados del departamento de Censo y Estadística municipal. Es una cifra importante y que destaca en una ciudad de 107.000 vecinos. Y no es la única llamativa.
Además hay otros 110 ciudadanos empadronados en la franja de edad entre 95 y 99 años (69 mujeres y 41 hombres), y 595 entre los 90 y los 95 años. Atendiendo a lo que dicen los números Torrevieja es «tierra prometida» para la gente mayor.
Muy pocos de estos centenarios son originarios sin embargo de una ciudad a la que han llegado vecinos de más de 120 nacionalidades, aunque Josefina Blanco, que es la más longeva con 107 años, sí lo es y tiene raíces torrevejenses que se remontan a varias generaciones. El 32% de la población empadronada es mayor de sesenta años en estos momentos. No es de extrañar que numerosos servicios públicos municipales se vuelquen hacia ese sector de población y no sólo a la hora de cubrir necesidades básicas. Que el transporte urbano, de momento y desde hace años, sea casi gratuito no es casualidad -siete euros anuales para adquirir una tarjeta que permite desplazamientos ilimitados durante un año-, cosa que resuelve los problemas de movilidad de vecinos que en muchos casos no están en disposición de emplear un vehículo propio. Pero también explica el peso de la gente grande en la demografía local las opciones de ocio que les ofrece el municipio con el requisito de que estén empadronados.
Macrodiscoteca
Es el caso del Centro Municipal de Ocio, más conocido popularmente como Macrodiscoteca de la Tercera Edad, o la red de centros de la tercera edad que funcionan a lo largo y ancho del término municipal. Aunque tanta atención tiene también su punto débil: pese a su elevada proporción en el conjunto de la población, los vecinos «más mayores» no encuentran la misma variedad en la oferta de plazas de geriátricos y residencias, para cuando ya no es posible disfrutar de la vejez en casa propia.
