El diario estadounidense New York Times (NYT) ha recogido estos días un amplio artículo en el que cuestiona la viabilidad futura de las plantas desalinizadoras en España y pone como principal ejemplo Torrevieja donde, señala, se han invertido 300 millones de euros, «tras seis años de obras y sigue inactiva».

La prestigiosa publicación norteamericana recuerda que el plan de construcción de desalinizadoras se concibió en España en 2004, en un momento en el que estaba previsto un gran aumento de la demanda para «abastecer extensos complejos de apartamentos, campos de golf y el auge económico impulsado por el turismo», paralizado, recuerda, por el estallido de la burbuja inmobiliaria.

El programa de construcción de desalinizadoras continuó sin embargo, dice el NYT, con el «resultado de un cementerio de plantas construidas, la mayoría sin uso, y las que sí producen haciéndolo al 20 por ciento de su capacidad».

El NYT, que ilustra el reportaje con una imagen aérea de la planta de Torrevieja y su entorno, explica que los precios de la energía se han duplicado en España desde ese ya lejano 2004 y los del agua, en cambio, son los más bajos de Europa y para producir agua desalada es necesaria energía, mucha y muy cara.

El artículo profundiza en las dificultades de la administración para asumir estos costes y la tradición de gestión pública de este recurso. En el reportaje se consulta a expertos universitarios, cargos públicos, responsables de la industria de la desalación y del sector agrícola para concluir que la única solución para costear las plantas es elevar poco a poco el precio del agua al consumidor final.