La planta desalinizadora de Torrevieja, la más grande de Europa, ha comenzado a sumar reservas de agua dulce al pantano de La Pedrera, según confirmaron ayer fuentes de la empresa estatal Aguas de las Cuencas Mediterráneas (Acuamed), dependiente del Ministerio de Medio Ambiente. La llegada de caudales en los últimos días se produce en una fase de pruebas que comenzó en abril como recogió este diario.

Aunque el volumen de agua que aporta al pantano no se ha concretado, la llegada de este caudal posee el valor simbólico de constatar que la producción de la polémica instalación es una realidad y lo que en origen es agua de mar se acumula en el reservorio de agua dulce más importante de la provincia. Hasta hace unas semanas ese agua se destinaba a las comprobaciones dentro de la planta y, tras limpiar los sistemas, regresaba al mar.

Concebida en pleno «boom» urbanístico, en la construcción de la planta se han invertido 300 millones de euros y seis años de obras, pero la falta de demanda real en estos momentos, los precios del agua, el coste energético y su posible impacto ambiental cuestionan su viabilidad. En el arranque de su actividad la planta funcionaría entre el 30% y el 50% de su capacidad total, 120.000 metros cúbicos al día y 40 hectómetros cúbicos anuales de los 80 que puede llegar a generar. Acuamed espera en las próximas semanas comercializar los primeros aportes a través de la Confederación Hidrográfica del Segura con destino a los regantes y de la Mancomunidad de Canales del Taibilla suministro urbano. La subdirectora de Ingeniería y Construcción de Acuamed, Gabriela Mañueco, aseguró en julio que sí existe demanda real de estos caudales.

El agua llega al punto de vertido en La Pedrera, cerca de la urbanización Vistalagos, a través de un sistema de bombeo que parte desde la planta de Torrevieja incluido en el proyecto de la propia desalinizadora de más de 16 kilómetros. Este embalse situado entre Bigastro y San Miguel de Salinas fue puesto en marcha como parte de las infraestructuras hídricas del trasvase Tajo-Segura a principios de los ochenta. En estos momentos almacena 154 hectómetros y está a un 63% de su capacidad (249 hectómetros).

Luz verde

La planta salvó su último obstáculo legal para su puesta en funcionamiento en marzo, cuando recibió la autorización ambiental integrada de la Generalitat. La luz verde a este procedimiento administrativo reglado, confirmado por este diario, no ha tenido mayor trascendencia pública, pese a que en su día, cuando comenzaron las obras en 2007, el Consell mantuvo que nunca autorizaría la planta. Destacados cargos del PP secundaron entonces la reflexión de Esteban González Pons calificando la planta desalinizadora como «la nuclear del mar» por el impacto de las salmueras en el medio marino.