El jurado popular que ha seguido durante seis sesiones el juicio por el asesinato de una mujer belga en Torrevieja en 2007 ha declarado culpable a un hombre de la misma nacionalidad que unos meses antes efectuó una reforma en su vivienda, en la urbanización Becisa de la localidad costera. El otro acusado, hijo del constructor, ha sido declarado no culpable. Ahora corresponde a la magistrada de Sección Séptima de la Audiencia Provincial con sede en Elche concretar la pena (el Ministerio Fiscal pedía en su calificación de los hechos 25 años de cárcel).

El hombre declarado culpable se encontraba en prisión desde que en 2011 fue detenido por la Guardia Civil en Torrevieja y negó en el juicio tener ningún enfrentamiento con la fallecida, Bernadette Lepiecede, de 52 años de edad. Como coartada, mantuvo que la noche en que fue asesinada a golpes (entre las 4 y las 6 de la madrugada del 9 de abril de 2007, según los forenses) él estaba en su casa con su mujer. Una prueba de ADN, sin embargo, le apuntaba a él o a un varón descendiente directo, y es precisamente su hijo quien se sentaba en el banquillo a su lado, aunque manteniendo una versión muy distinta a la suya.

Este segundo acusado, que tenía 18 años recién cumplidos la noche en que ocurrió el asesinato, declaró en el juicio que acompañó a su padre a la vivienda de la mujer de madrugada, que entraron saltando la valla y que presenció cómo comenzaba a agredirla con una herramienta similar a una «pata de cabra» (compatible con lo que los forenses describieron como un arma contundente y larga, con un extremo afilado y otro cuadrangular). Al no conseguir interponerse para detener la agresión, aseguró que salió corriendo antes de que la mujer falleciera. Pocos días después vendieron la casa y toda la familia se marchó a Bélgica. Él fue el primer detenido, en 2010, en la frontera con Holanda.

El padre mantuvo en el juicio que su otro hijo, menor de edad en 2007, le contó que entraron los dos juntos a robar y que su hermanastro mató a la mujer, una versión que el jurado no ha creído.

Aterrorizada

Testigos presentados por la acusación particular y la Fiscalía (vecinos y familiares de la fallecida) declararon que la mujer estaba aterrorizada porque el constructor le seguía reclamando dinero por la obra efectuada meses antes en su casa. Aseguraron que ella había pagado unos 50.000 euros y que el hombre le reclamaba el IVA con insistencia, además de que habían intentado robarle la documentación que le daba la razón. Hasta en cuatro ocasiones le denunció ante la Guardia Civil y, según se vio en el juicio, llegó a dormir en un hotel la noche antes de morir y se intentó proteger con un perro y cambiando cerraduras sin éxito el día en que fue asesinada. Horas antes de morir estaba empaquetando sus cosas para abandonar España por el miedo que le producía seguir viviendo en Torrevieja.