­El inicio del curso en Secundaria y Bachillerato ayer en la Vega Baja ofreció pocas novedades y prácticamente nulas inversiones; de hecho, el único proyecto anunciado y previsto por la Conselleria de Educación para este verano, como era resolver qué hacer sobre las instalaciones del IES Santiago Grisolía que se mantiene sobre un soporte a base de puntales de madera, no se ha solucionado aunque los técnicos han acudido en dos ocasiones a verlo.

El principal problema continúa en Orihuela Costa donde el olvido de la administración valenciana ha provocado el que los alumnos del IES Playa Flamenca continúen en aulas prefabricadas -más de 400- cuando hace cinco años la anterior generación de estudiantes vio licitar un centro educativo en más de 7 millones de euros, aunque las sucesivas adjudicatarias han ido quebrando una tras otra o han abandonado por los impagos. Cuatro paralizaciones del proyecto son denunciadas a día de hoy por la Asociación de Padres de Alumnos y por el Partido de la Costa (Claro). Ayer la concejala de Educación oriolana, Rosa Martínez, se refirió precisamente a este delicado asunto y a las negociaciones infructuosas que tanto ella como el alcalde, Monserrate Guillén (Los Verdes), han llevado a cabo en los últimos meses ante la Administración educativa. Así se refirió a una visita que realizaron el 22 de julio al secretario autonómico de Educación, Rafael Carbonell, quien «sigue sin contestar a la petición de información solicitada por el Ayuntamiento», dijeron en un comunicado. La edil también se refirió a una cuestión más preocupante, como es el hecho de que ni tan siquiera se sepa si los terrenos sobre los cuales se ubican las prefabricadas reúnen las condiciones de seguridad exigidas porque se asienta junto a un barranco y el patio se ha agrietado en varias ocasiones.

Escolarización

Entre otras novedades, la concejala añadió que el colegio San José Obrero ha recibido 17 peticiones más de escolarización de las que ofertaba por lo que el pasado viernes la Comisión Municipal se vio obligada a reubicarlos según el centro de procedencia. Además, destacó que por vez primera los alumnos de Primero y Segundo de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) de los colegios Virgen de la Puerta y La Aparecida se han integrados en el IES Las Espeñetas, «después de 20 años se cumple la ley», dijo ayer con sorna la concejala, quien recordó que los alumnos de Secundaria no deben acudir a centros de Primaria. En otro orden de cosas, se refirió a otros dos asuntos paralelos: la Escuela de Adultos, que ha ofertado 1.429 plazas, 400 más que el pasado curso, y que ha recibido hasta 2.657 solicitudes por lo que cerca de la mitad se quedará fuera sin poder estudiar, algo especialmente triste en un momento en el que la mayoría de personas sin trabajo está intentado buscar una nueva salida profesional reciclándose a través del estudio. Por último, Martínez recordó que el Ayuntamiento sigue esperando que el Consell cree la Escuela Oficial de Idiomas de Orihuela para que deje de ser un apéndice de Torrevieja. «Esta situación provoca que el mantenimiento, el personal no docente, la limpieza y los gastos generales de un centro de enseñanza prácticamente comarcal tenga que ser asumido por el Ayuntamiento de Orihuela», recordó la responsable educativa.

El profesorado interino, el gran problema

Casi 3.800 alumnos comenzaron ayer el curso en Secundaria y Bachillerato en los seis institutos de la ciudad -cinco públicos y uno concertado-. Son cifras de matriculación provisionales muy similares a las del curso pasado y en las que no están incluidos los alumnos de Formación Profesional y los programas de cualificación profesional inicial (PCPI), que cierran el plazo de matrícula mañana.

El principal problema que arrastra la enseñanza Secundaria en Torrevieja es el gran porcentaje de profesorado interino que se concentra la mayoría de centros. Gran cantidad de docentes no permanecen más de un curso en el mismo centro. Así, por ejemplo, de los 72 profesores con los que cuenta el IES Mare Nostrum Número 3, una treintena, el 41%, son «nuevos» y comienzan el curso relevando a otros que se han marchado. Las asociaciones de padres tienen que lidiar -ahora con más experiencia- con la gestión de los contratos del transporte escolar puesto que todos los centros están fuera del casco urbano. Hasta hace dos cursos el Ayuntamiento sufragaba todo el gasto, también en Infantil y Primaria, que ahora sólo lo subvenciona.

Todo el alumnado de Secundaria (2.899 matriculados) y el de Bachillerato (885) cursa sus estudios en instalaciones «de ladrillo» tras las inauguraciones de los institutos 4 y 5 Mediterráneo y Torrevigía en 2007 y 2008. La crisis ha provocado que la avalancha de solicitudes de matriculación que vivió el municipio en la década pasada se haya estabilizado e incluso que se produzca un ligero descenso lo que ha permito al Consell no tener que tirar de nuevo de aulas prefabricadas para realojar a los alumnos, como sucedió durante más de una década en el municipio. D. PAMIES