No sé cómo empezar€..

Solo sé que las palabras me atrapan y retuercen en mi garganta porque jamás hubiera imaginado este momento tan amargo. Sólo sé que todavía te siento, huelo, escucho... y hasta convengo contigo aquellas cosas que queríamos hacer. Sólo sé que espero con premura aquella carta que me prometiste cuando te agarré la mano en la ambulancia y abriste los ojos para decirme: «Te escribiré cuando llegue€.».

Aunque yo creo que ya me has escrito, porque anoche, como en un sopor te sentí junto a papá y mamá y también junto a nuestro hermano Luisito y vi o creí ver cómo te esperaban con todo el amor del mundo para cogerte de la mano y llevarte hasta la luz de Dios. Y hasta creo que me miraste con tus grandes ojos y extendiste tu mano hacia aquella muchedumbre que te ama y le enviaste un beso, como cuando fuiste embajador en la Fiesta, nuestra Fiesta.

Sólo sé que nos enseñaste a ver la vida de otra forma a querer a todas las gentes, a participar en todo aquello que alegra el cuerpo y el espíritu, a veces, dando de ti mucho más de lo que recibes. Sólo sé, hermano, que aquí se te quiere, se te respeta y tienes una reina y tres princesas que te adoran, sin contar a mis vástagos, que ya sabes la pasión que siempre te han tenido; de tu hermana y del resto de los que se quedan aquí. Y te puedo asegurar, hermano, que te fuiste escoltado por sonrisas de mujeres, como tú querías.

Siempre te llevaré conmigo. Siempre estarás a mi lado, hasta que te canses de mí. Porque jamás te olvidaré. Este año veré pasar a los Pretorianos en Semana Santa y no te preocupes porque junto a su bandera irá sangre de tu sangre y tu le ayudarás a llevarla con la prestancia y marcialidad que le ponías. Igualmente saldrá a desfilar en la Fiesta, la Fila de la Vela, tu Fila, te lo prometo y también estará cuajada con sangre de la tuya, aunque dejaremos vacío ese sitio de cabo que sólo tú podías ocupar porque eres insustituible.

Hermano, allá donde estés, no te separes de nuestro lado, comparte tu nueva vida con los que aquí te queremos y como siempre has hecho, organiza y prepáranos la gran fiesta que, estoy seguro, te encargará quien todo lo puede.

Recibe, hermano, todo el amor que siempre te he tenido.

Te quiero.