Una vez que la fiesta más multitudinaria de la Costa ha pasado, al Ayuntamiento sólo le queda establecer la ruta a seguir para evitar que la urbanización de Campoamor vuelva a acoger de nuevo un macrobotellón sin los correspondientes permisos. El alcalde, Monserrate Guillén (LV), va a tomar medidas teniendo en cuenta datos como que el 70% de los 20.000 asistentes a la fiesta de disfraces eran menores «porque, además de que no está permitido beber en la vía pública, tampoco lo pueden hacer los menores de 18 años».

Para evitar que hechos como éste vuelvan a ocurrir, el primer edil baraja dos posibilidades. Aunque los jóvenes eran conscientes de que no tenían el permiso para llevar a cabo ese macrobotellón porque la discoteca que organizaba el evento emitió un comunicado informando que no iba a celebrar el carnaval adjuntando la negativa del Ayuntamiento a permitir este acto, la convocatoria corrió como la pólvora por las redes sociales y 20.000 personas respondieron a la misma.

Posibilidades

En primer momento desde el Ayuntamiento se plantea evitar por todos los medios que esto vuelva a suceder. Guillén indicó ayer que si el Consistorio toma este camino las pautas a seguir serán informar con muchos meses de antelación que este acto no se puede celebrar y establecer un dispositivo además de endurecer la ordenanza a la hora de castigar a las personas que beben en la vía pública y establecer un dispositivo de seguridad para que no se produzca el macrobotellón. La otra alternativa que baraja el ecologista es que el Consistorio se encargue de organizar la fiesta de disfraces en un espacio público y en otras fechas. Sin embargo, Guillén aclaró ayer que esta celebración «no será un botellón».

El espacio donde tuvo lugar la fiesta presentaba ayer un buen aspecto y la zona quedaban escasos residuos del botellón.