La falta de dinero para mantener la Casa de la Caridad y a sus trabajadores provocará que en septiembre reabra sus puertas con dos empleados menos. De esta forma, el centro contará con tres monitores, una técnico y un conserje. Los trabajadores que se tienen que marchar «van a ser reubicados, no van a la calle». La directora de Cáritas en Orihuela, Ana María Lucas, explicó ayer que «está todo hablado y bien atado porque yo no vine aquí a echar gente, yo solo soy una voluntaria». En este sentido, comentó que Cáritas reubicará a estas dos personas en otros proyectos de la entidad «por lo que no se quedan sin trabajo, seguirán cobrando el sueldo acorde a su titulación». En el caso de la Casa de la Caridad, añadió la directora, «nos vemos obligados a suplir las bajas con voluntarios porque no hay presupuesto para contratar más gente». R. V.