Desde el balcón se prepara con la bolsa de basura, calibra el tiro, apunta y... ¡canasta!, directo al contenedor desde el tercer piso en el que reside. Bueno, no siempre, porque lo tiene en la misma vertical de su vivienda, pero claro a veces no se acierta. Los vecinos del inmueble de este seguidor del «basuring» como podría denominarse esta actividad y de otros edificios próximos de la calle La Loma, están escarmentados ya de esta afición tan peculiar.

No se quejan de los desperdicios que caen esparcidos por la vía pública cuando no acierta. Ni de los chorretones que quedan en la fachada. Eso ya queda como parte del paisaje urbano de esta zona que en su día se levantó a base de grandes edificios de idéntico aspecto y viviendas en colmena.

Peligro

Advierten muy en serio del peligro potencial que supone para los viandantes la costumbre de este vecino. Porque la actividad nada social de este residente torrevejense no es nueva. Todos la conocen en este tramo de la calle e, incluso, dan por hecho la existencia de un elocuente video donde se prueba la especial «habilidad» del vecino del tercero. Ni advertencias de inquilino a inquilino ni amonestaciones verbales ni denuncias.

Cables

El pasado jueves, sin ir más lejos, el momento de encestar la basura se convirtió en un espectáculo cuando la bolsa se enganchó en uno de los cables de la televisión local -el tendido de esta empresa de un lado a otro de los viales también forma parte del paisaje urbano torrevejense en cualquier rincón-. La bolsa terminó venciéndolo dejando al pairo el cable y la bolsa de basura.

Fue sobre las doce y media de la noche. En esto que tuvieron que intervenir los bomberos -con dos vehículos- para rescatar la bolsa ante la expectación del vecindario, repleto de veraneantes con poco que hacer y con ganas de abrir el debate sobre la práctica cotidiana de estos residentes que se desprenden a diario de sus residuos vía aérea, sobre todo en horario nocturno. Casualidad o no ayer las señales horizontales en amarillo en la calzada que indican el lugar exacto en el que se debe ubicar el contenedor han sido repintadas. Ahora el objetivo es más fácil. Pero los vecinos esperan que tras la visita de los bomberos el «pívot» deje de practicar con el contenedor.