El Ayuntamiento de Torrevieja anunció el pasado martes, como recogía este diario ayer, que la Dirección General de Costas, un organismo dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, había reiniciado los trabajos para la "adecuación" de la senda peatonal que a lo largo de más de dos kilómetros bordea la playa de La Mata, entre Cabo Cervera y el casco urbano de la pedanía. La nota municipal incidía en el hecho de que se iba a sustituir la madera por "el pavimento original". Ese "pavimento original" siempre ha sido esa madera desde que se inauguró la senda, en el año 2003; es decir, hace una década. Ahora lleva camino de desaparecer.

Tragsa, una empresa especializada en realizar tareas de carácter medioambiental para el Gobierno, ha optado por la solución más radical para llevar a cabo esos trabajos. A sabiendas de que no hay presupuesto ni recursos humanos para sustituir los tableros de madera, destrozados por el ambiente salino y por la humedad que llega desde el mar y el sistema dunar sobre el que se asientan, ha optado por retirarlos todos y dejar como camino la solera de hormigón sobre los que estaban asentados o, en otros tramos, construir un pavimento nuevo bastante más agresivo con el sistema de dunas móviles que se pretendía regenerar y conservar.

Debate

El equipo de gobierno del Partido Popular y la oposición del PSOE se han estado tirando los trastos en un debate estéril sobre a qué administración correspondía mantener la madera. Ahora ya tienen la respuesta. Este recorrido entre pinos, dunas y playa es uno de los más apreciados por los peatones, lejos de las multitudes de otros paseos torrevejenses.

La senda forma parte de la zona más cercana a la costa del Paraje Natural Municipal del Molino del Agua, con unas 20 hectáreas salvadas de urbanización por la ley de Costas que consideró la pinada y las dunas dominio público.