Tres semanas y un único objetivo: que el mayor número de personas participe en el proceso de consulta pública del estudio del impacto ambiental de Cala Mosca que puso en marcha el Ayuntamiento de Orihuela. Ese es el tiempo con el que ha contado la formación del litoral Claro para su campaña y los datos demuestran su implicación ya que finalmente un millar de personas se han volcado con la causa para evitar que se pierda el considerado como el último reducto de costa virgen del litoral oriolano con la construcción de 1.500 casas de mano del promotor inmobiliario Esteban de Gomendio.

La formación inició su lucha para salvar Cala Mosca en 2010, cuando presentó siete mil firmas en el Parlamento Europeo al considerar que el proyecto de urbanización, aprobado por la Corporación que presidía el entonces alcalde José Manuel Medina, en febrero de 2007, "no cumplía con la legislación europea relativa a la protección del Medio Ambiente", indicó ayer el portavoz Robert Houliston. A partir de este hecho la Unión Europea dictó que era obligatoria la elaboración de un estudio de impacto ambiental acorde a la normativa europea.

El principal objetivo era evitar que la urbanización siguiera adelante; sin embargo, y puesto que no se ha desclasificado el suelo para evitar una reclamación patrimonial multimillonaria (tal y como pretende el actual equipo de gobierno), y el plan está aprobado y la construcción de viviendas es irreversible, Claro busca que al menos se "modifique el proyecto y no afecte a las áreas donde están especies protegidas", una intención que también tiene el bipartito (PSOE y Los Verdes). Houliston declaró que con esta campaña "no queremos que nuestras acciones afecten al promotor, pero sí pedimos que el estudio de impacto ambiental sea lo más rigurosos posible". Y añadió que, en el caso de que el resultado salga desfavorable, "queremos que se modifique el proyecto y que no atente en exceso a la naturaleza cumpliendo con la actual legislación".

Las especies que han aparecido en la zona y las principales razones que han permitido la paralización del proyecto son la planta conocida como "cabeza de gato" y la especie de caracol Tudorella Mauritanica que, a pesar de esta protegidas, están cercadas con una valla que está completamente destrozada. Estas especies "se encuentran en peligro de extinción y podrían ser la base para crear un paraje natural como el que tiene Torrevieja en Cala Ferris". Sin embargo, Houliston señaló que "desconocemos el número, cómo han llegado hasta aquí y en qué zonas se encuentran por lo que queremos que estudio determine esto y lo proteja".

Estas son las máximas pretensiones que tienen unos vecinos a los que realmente les gustaría que no existiese ninguna urbanización en Cala Mosca. Así lo corroboró la vecina Marion Klein quien manifestó: "No queremos que se destruya este paraje, queremos conservar el último espacio natural que queda". Asimismo indicó que la Ley de Costas prohíbe construir casas cerca del mar y se preguntó por qué en Cala Mosca no se cumple. Precisamente a esta pregunta le respondió Houliston que "el plan de urbanización se ajusta a una legislación más antigua" pero espera que el estudio de impacto ambiental consiga modificar el proyecto "y que se ajuste a toda la normativa actual".

Antes de que se desarrollen los hechos, desde Claro han hecho lo que ha estado en su mano y es que el Ayuntamiento "vea la implicación de los ciudadanos en este asunto para que el estudio de impacto ambiental sea profesional".

Los militantes de la formación que han estado todo este tiempo ayudando a los residentes extranjeros traduciendo y explicando los documentos del proceso de consulta pública de estudio de impacto ambiental también se encargaron de registrar los mil cuestionarios en el ayuntamiento de Orihuela Costa. Sin embargo y dado que el plazo no concluye hasta el lunes, van a continuar con su campaña de concienciación para conseguir que más vecinos rellenen lo documentos y entregarlos el lunes en el Consistorio como nueva medida de presión para evitar la invasión urbanística del paraje natural de Cala Mosca.

Piden que se castigue "a los que ensucian"

Para los vecinos, el paraje de Cala Mosca no solo se encuentra amenazado por la urbanización con más de 1.500 casas que tiene intención de construir el promotor inmobiliario. Los residentes del litoral criticaron ayer que son muchos los pescadores aficionados que echan sus cañas al mar en este espacio "y no se preocupan de recoger toda aquella basura que tiran", señaló Santiago Ruiz.

Los vecinos se han cansado de ver cómo, día tras día, Cala Mosca se llena de basura sin que los cuerpos de seguridad vigilen o multen a aquellos que lo provocan por lo que exigen más vigilancia por parte de las autoridades y un mayor control de los espacios naturales, "la basura afea estos espacios al igual que si la urbanizan", añaden. r. v.