Astilleros Carrasco, empresa constructora de la réplica del pailebote Pascual Flores, ha advertido de que el casco de este barco no ha recibido mantenimiento desde su botadura en noviembre de 2007. Falta de limpieza y acondicionamiento de la obra viva que pone en peligro la conservación de este navío valorado en 4,6 millones de euros en el inventario de bienes municipal. La copia del antiguo pailebote torrevejense tiene un uso muy diferente al que se proyectó en su día al hacer esta inversión. Concebido para navegar con sus velas desplegadas al viento, testigo que sería de un tiempo en el que la flota comercial de cabotaje torrevejense brillaba en el mediterráneo español, nunca ha navegado y lleva 3 años exhibida en un muelle del puerto pesquero como pieza de museo que tampoco se puede visitar.

En la idea del gobierno municipal presidido entonces por Pedro Hernández Mateo, el pailebote reconstruido sería "castillo de Torrevieja", insignia dentro de una nueva misión marinera que lo llevaría a ser buque escuela de la Generalitat Valenciana, según un protocolo de intenciones firmado en 2004 por el Ayuntamiento y el expresidente del Consell, Francisco Camps. Dicho protocolo no llegó nunca a formalizarse y a día de hoy, cinco años después de terminarse su construcción -los palos se ubicaron a principios de 2008- y tres de estar amarrado a puerto (sólo se trasladó una vez para pasar la primera revisión en Dénia), han caducado todos sus permisos de navegación.

Por su parte el constructor del "Pascual Flores", Antonio Carrasco, continuador de una familia de cuatro generaciones de carpinteros de ribera, manifestó a este diario su "preocupación por las consecuencias de la falta de mantenimiento del barco". Considera el maestro calafate que una embarcación como ésta, realizada con maderas de calidad, necesita al menos una vez al año limpiar la carena de las incrustaciones de organismos vivos como algas y pequeños moluscos, que se adhieren de manera natural al casco de la nave. El tratamiento de la madera con antiincrustantes lo considera fundamental para prevenir daños irreversibles en el casco, que podrían obligar incluso a desbastar alguno de sus tablazones para sanearlos. El mismo astillero, con sede en el puerto murciano de Águilas, también ha propuesto al Ayuntamiento un acuerdo de mantenimiento y gestión del barco, para darle uso. Propuesta que la administración local ha rechazado.

Inventario de vehículos

Desde la empresa explicaron que la explotación de barcos históricos y tradicionales es un mercado con gran empuje y rentable en toda Europa, y el Pascual Flores tuvo ofertas de adquisición -incluso cuando estaba siendo construido-, por el doble de la valoración tasada que aparece en el "inventario de vehículos municipales" y que asciende a 4.666.552 euros (un millón más del precio de adjudicación de la reconstrucción en 2006 de 3,5 millones).

Carrasco aseguró que el Ayuntamiento ha recibido más ofertas al margen de la que su empresa realizó para gestionar y conservar el barco, cosechando todas el mismo rechazo. Esas alternativas siempre se orientaban en el sentido de dejar vía libre al municipio para disponer del barco en cualquier momento. Dijo además tener conocimiento de que se realiza un mantenimiento exterior del Pascual Flores con limpieza y baldeo de cubiertas y aseo de sus camarotes, aunque otros equipos de la nave se han deteriorado por falta de uso.

Las últimas declaraciones realizadas por el alcalde de Torrevieja, Eduardo Dolón, (PP) sobre este asunto en julio de 2012 fueron que no pensaba gastarse "un euro más en el Pascual Flores" y que el actual uso como pieza de museo, junto al submarino Delfín y la patrullera Albatros, es el que se le dará mientras no se le pueda dar otro. El alcalde aseguraba entonces que no había recibido oferta alguna acorde con la entidad del buque, y que no le convencían las que se le habían planteado ya que rebajaban la nave a un uso turístico privado. Su destino, de momento, es seguir amarrado a puerto.

De compras ruinosas, adjudicaciones y vertederos

El pailebote original construido en una playa de Torrevieja en la segunda década del siglo XX, llegó en medio de una gran expectación local a Torrevieja en 1999 desde el puerto británico de Bristol. El Ayuntamiento pagó en aquel momento por él 180.000 euros. Tras cinco años en dique seco y 400.000 euros más en gastos de mantenimiento, construcción de la plataforma para ubicarlo en tierra y estudios sobre el casco, fue adjudicada su restauración en 2005 a la empresa JOST por 3,5 millones de euros.

Ante la imposibilidad de restaurarlo la adjudicataria se deshizo del barco original, que quedó desguazado en un vertedero de Bigastro en septiembre de 2006, y encargó una réplica del mismo a los Astilleros Carrasco quienes fieles al original reconstruyeron la embarcación hasta el último detalle. Desde su botadura en noviembre de 2007 hasta la colocación de la arboladura, el seguimiento municipal a las obras fue total. Poco después el acuerdo con el Consell para convertirlo en buque escuela pasó al olvido cuando los mentores de la propuesta, Pedro Hernández y Francisco Camps, dejaron el panorama político. Y ahora el Ayuntamiento mantiene un hermético mutismo respecto al presente y al futuro de este pailebote cuyos tres palos, mesana, mayor y trinquete, se "rebautizaron" con los nombres de Purísima Concepción -patrona de Torrevieja-, Virgen del Rosario -patrona de La Mata-, y Virgen del Carmen -patrona de los marineros-. Su uso más ajustado como "escuela", facilitado por el Ayuntamiento a un precio simbólico, lo hicieron de forma puntual los alumnos de un Instituto para desarrollar prácticas relacionadas con estudios de marina mercante.