Son muchos, pero en los ayuntamientos apenas están representados. Los extranjeros residentes "pasan" de la política municipal española y los políticos locales, con su gestión, alimentan esa actitud. Apatía, desinterés y desconfianza son alguno de los términos que aparecen en un estudio centrado en la población de San Miguel de Salinas que analiza la participación política de británicos y alemanes en este municipio de la Vega Baja, realizado por los investigadores Raquel Huete y Alejandro Mantecón, del Departamento de Sociología de la Universidad de Alicante.

Aunque localizado en este municipio sureño, los resultados de la investigación son extrapolables al resto de poblaciones de la provincia donde la presencia de residentes de origen noreuropeo ha crecido de manera exponencial en las últimas dos décadas ligada al exitoso desarrollo del mercado inmobiliario. De ellos, son la británicas y la alemana las nacionalidades con mayor número de extranjeros registrados y de electores con capacidad de voto en los comicios municipales, como todos los ciudadanos miembros de la Unión Europea. El desinterés por la vida política del lugar donde residen estos extranjeros -en muchas poblaciones su número rebasa ampliamente al de españoles-, se acompaña, según ambos autores, del interés de la clase política local por mantenerlos alejados de ayuntamientos e instituciones municipales en aras de preservar sus propias parcelas de poder público. En 19 municipios de la provincia de Alicante la población extranjera supera ampliamente a la española. Como ejemplo sirve San Miguel, donde el censo arroja más de un 60% de europeos no españoles y de ellos el 49,7% son británicos y alemanes. La deducción de que su participación en la vida política podría cambiar sustancialmente el equilibrio de fuerzas que hoy se da en muchos de estos ayuntamientos alicantinos es más que evidente.

El perfil de estos ciudadanos corresponde a personas mayores de 65 años que adquieren una vivienda en las nuevas urbanizaciones, surgidas con el boom inmobiliario en la periferia de los municipios alicantinos, por motivos ligados al disfrute del tiempo en su vida de pensionistas. Migrantes "de un estilo de vida en torno al ocio" que llaman, y cuyo lema es vivir al sol sin complicarse la vida.

La atención de los investigadores destapa la tendencia a conductas no participativas entre los alemanes y los británicos que cambian de lugar de residencia desde sus países de origen, pero no se implican en la cotidianidad de sus lugares de destino. Mucho menos les interesa su participación electoral, desinterés bien recibido por los políticos municipales españoles, a quienes tampoco les interesan votos que escapan a su control.

En San Miguel sólo el 25% de extranjeros se inscribieron en la Oficina del Censo Electoral en las pasadas municipales de mayo de 2011, y de las formaciones políticas aspirantes al gobierno municipal sólo dos incluían algún nombre extranjero en puestos intermedios de sus listas. Ni organizan partidos políticos propios ni se integran en formaciones españolas. Y menos mal, pensarán los políticos locales ante ejemplos como el de Orihuela, donde el gobierno municipal depende de un concejal extranjero residente en la costa oriolana. Consideran que en estos municipios alicantinos hay "déficit en la calidad de la democracia local" y lo achacan a "la corrupción y al clientelismo" político existente.

Aislamiento

El desconocimiento del idioma español, el alejamiento real de las zonas residenciales -tipo urbanización- de los centros de población tradicionales donde se concentran los edificios administrativos, y el desinterés de resolver problemas cotidianos para ellos que los extranjeros achacan a las autoridades españolas, son motivos para un autoaislamiento que les permite residir en sociedades paralelas, una especie de colonias -británica, alemana- donde los vecinos suelen ser también compatriotas.

Asociaciones y grupos ecologistas, en vez de partidos políticos

Según el estudio del Instituto de Investigaciones Turísticas la voluntad participativa de una minoría de extranjeros, los más implicados en sus destinos residenciales, se dirige hacia asociaciones vecinales, voluntarios que colaboran con la policía en tareas de vigilancia o a la pertenencia a grupos ecologistas de extranjeros contrarios a la especulación inmobiliaria donde la presencia de españoles es anecdótica. D. P.