La iglesia de San Agustín de Orihuela recibirá la próxima semana a un arquitecto técnico del Obispado para evaluar su estado tras haber sido sellada la fachada del templo la pasada semana con una tela por el riesgo de desprendimientos a la vía pública, lo que podría haber ocasionado daños a los viandantes, algo que ya denunció el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), que llegó a plantearse el cierre de las instalaciones, que están colidantes con el templo, por el riesgo laboral que suponía a trabajadores y público. Así lo confirmó ayer el concejal de Urbanismo, Antonio Zapata, quien aseguró que "la tela se ha puesto a instancias del Ayuntamiento", ante el riesgo existente. Por tanto, el Obispado ya ha cumplido parte de su obligación en cuanto a garantizar parcialmente la seguridad, lo que le ha supuesto un coste de 15.000 euros.

La imagen del templo, cerrado hace casi dos décadas, se ha visto ensombrecido por esta tupida tela de color verde, que cubre la fachada que más preocupa. El mal estado de conservación en que se encuentra el edificio (lo que desencadenó su cierre) queda a la vista de los viandantes porque las paredes están agrietadas, existen signos visibles de anteriores desprendimientos y las grietas siguen aumentando.

El Obispado también deberá hacer frente a la labor de restauración de la fachada, que costará unos 20.000 euros, por lo que la suma de los trabajos de recuperación del exterior de la Iglesia ascenderán a 35.000 euros. Además, el edil recordó ayer que en septiemmbre entrará en vigor la Ordenanza de Inspección Técnica de Edificios, que obligará a los propietarios de los inmuebles de más de 40 años a realizar una revisión de su estado estructural y exterior. En caso de que el informe sea desfavorable, los propietarios estarán obligados a acometer la reforma. En caso de negativa, recibirán órdenes de ejecución por parte del Ayuntamiento, que podría llegar a expropiar las propiedades si no se realizan estas rehabilitaciones urgentes.