Antonio Fenoll recogía basura en la década de los años 30 y ahora, cuando ya tiene 93, observa cómo aquel próspero negocio familiar que dejó y tras el cual se arremolinaban sus seis vástagos está a punto de explotar. Los Fenoll (Ramón, Antonio, José, Francisco y Juan Sarría -éste cuñado-) contra Fenoll (Ángel). El cuarto de los seis hermanos, el más emprendedor, la cara visible para lo bueno y para lo malo, el negociador ante empresarios, políticos y ayuntamientos, está en el ojo del huracán y es el que sobra en el negocio. El "alma mater" del vertedero de Proambiente, fundado hace 14 años y del que él se considera padre y madre, aunque todos sus hermanos tengan partes iguales -como lo demuestra el hecho de que en tiempos de bonanza los beneficios mensuales se repartían por igual, aunque las funciones de cada uno de ellos eran muy distintas- anuncia una larga batalla porque no está dispuesto a dejar el poder.

Las rencillas que han dado origen a un durísimo comunicado hecho público por cinco socios (83%) el pasado miércoles vienen de largo. "Todos se llevan mal, pero esto les ha unido contra Ángel", recuerda un familiar. Con el sello de Proambiente hicieron público a través de todos los medios de comunicación -algo que tanto le ha gustado controlar siempre a Ángel- una nota en la que se eximen de toda responsabilidad en lo ocurrido en los últimos años (póngase por ejemplo la investigación judicial por el enterramiento de millones de toneladas en La Murada, aunque no la citan) y en el que anuncian una nueva era: "...Sin dictaduras, con participación directa de todos los socios, con una actividad mercantil lícita, con respeto a la ley y con el menor impacto posible para los ciudadanos". Con ello viene a decir poco menos que hasta ahora ocurría todo lo contrario y sólo tienen un culpable al que señalar.

Ángel Fenoll, lleva dos años de baja y ha delegado buena parte de su trabajo en su hijo, Antonio Ángel, éste prefiere no hablar mucho y dejar que los abogados arreglen lo que tenga que arreglar. Ayer sí recordaba que su padre hace 5 años dio poderes a su tío Ramón; de hecho, éste dio hace unos meses una rueda de prensa, en una de sus contadísimas apariciones públicas, en la cual reiteró un mensaje que entonces cayó en saco roto: Proambiente no es de Ángel, es de todos". Por eso, dice Antonio Ángel, no entiende cómo ahora todos aseguran que su padre es el único culpable de lo que ha pasado si su tío Ramón también tenía poder.

Gota

El hecho de que éste se niegue a convocar a los socios a un consejo de administración a sabiendas de que lo quieren cesar y apartar ha sido la gota que ha colmado el vaso. Pero Ángel Fenoll, ducho en acudir a juzgados -no en vano es el principal imputado en el caso Brugal- espera que sea un juez el que le obligue a ello; mientras tanto, calla y espera.

Cansados de Ángel, por la crisis o porque han comenzado a escuchar cantos de sirena -hay quien asegura que el vertedero vale entre 70 y 80 millones de euros y gente dispuesta a ponerlos sobre la mesa para quedarse el negocio en la comarca-, lo cierto y verdad es que este emporio familiar agoniza y eso que "la basura no entiende crisis. Se cobra a los ciudadanos y estos pagan, a un precio o a otro, pero pagan", asegura un empresario. Dentro del círculo familiar se afirma que las tensiones en el sector han aumentado de forma exponencial en los últimos meses por varios factores. Pero principalmente porque la comarca sigue sin tener resuelto dónde instalar el vertedero y eso también se ha convertido en negocio.

De hecho, durante el tiempo que Fenoll ha tenido clausurado el vertedero su cierre ha generado quebraderos de cabeza para las empresas del sector y, al mismo tiempo, beneficios para determinadas mercantiles, como las que se encargan del transporte de la basura, ya bien sea a plantas de transferencia o a otros vertederos porque cobran por algo que hasta ahora no era necesario y más caro. Hay quien asegura que el empresario Enrique Ortiz, está detrás de muchos de los movimientos que se están produciendo e, incluso, quien asegura que forma parte de una venganza estudiada contra Ángel Fenoll a cuenta del caso Brugal y de la polémica adjudicación del Plan Zonal. Está claro, y eso lo admiten todos, que si Fenoll desapareciera del negocio de las basuras las empresas de Ortiz serían las mejor colocadas para ganar esta parte del paste de un millonario negocio como es la Vega Baja.

Zapata reclama a la empresa que muestre su voluntad y acate el cierre cautelar

El edil socialista Antonio Zapata quiso ayer valorar el comunicado de Proambiente aunque "las relaciones internas entre los socios influyen poco en los procedimientos sancionadores que lleva a cabo la Concejalía de Urbanismo". El concejal aseguró que "si alguna vez alguien ha pensado que se han iniciado expedientes por razón de una persona llamada Ángel Fenoll se equivoca, han sido contra la mercantil e, independientemente de que se produzcan movimientos internos, el expediente sancionador va a seguir su curso, se van a resolver las alegaciones y se terminará con las sanciones, multas o medidas accesorias que se determinen".

Es más, el comunicado se lo guarda Zapata como una especie de "prueba" pues par él "recoge presuntamente una declaración de culpabilidad cuando dice "la intención de los socios es conseguir la gerencia para llevar a cabo una actividad mercantil lícita, con respeto a la ley", eso solo tiene una interpretación, y es que alguien dentro de la mercantil (los socios y el gerente) sabe que no se estaban realizando actividades lícitas, el 80% de los socios dice que estaban trabajando sin ajustarse a la ley".

Instó a Proambiente a que pida las licencias necesarias para regularizar su situación y a que comience a demostrar su cambio de actitud con "hechos, no palabras" aplicando el cierre cautelar que decretó Urbanismo y que está incumpliendo. Dado que los camiones están entrando al vertedero por Abanilla, pidió solidaridad institucional al ayuntamiento murciano para que evite que ese acceso sea la vía de entrada a instalaciones ilegales en Orihuela. e. g. b.