Celebrar el VIII Centenario de la Consagración de Santa Clara y de la Fundación de la Orden de las Hermanas Clarisas, y conmemorar las páginas que esta congregación ha escrito en la historia de Orihuela. Centenares de feligreses participaron ayer en una peregrinación jubilar hasta el Convento de San Juan de la Penitencia en la que salieron en procesión dos de las imágenes más veneradas por los oriolanos: Nuestro Padre Jesús Nazareno y la Virgen de Monserrate, escoltadas por la Centuria Romana.

La romería partió a las 10 de la mañana desde el Convento de Santa Ana y poco antes de las 11.30 horas llegó hasta el hogar de las Hermanas Clarisas, el Convento de San Juan de la Penitencia. A la llegada de los peregrinos, el interior del templo acogió una eucarístía oficiada por el padre franciscano Fernando Cuenca y el reverendo José María Fernández, capellán de las hermanas clarisas. Ante la previsible llegada en masa de centenares de feligreses, la organización había predispuesto más de 500 sillas en la calle Antonio Piniés junto a una gran pantalla gigante donde se podía seguir el acto, pero la participación de peregrinos desbordó todas las previsiones y hubo muchos que siguieron la ceremonia de pie.

Indulgencia

La Comisión Coordinadora de los Actos del VIII Centenario predispuso unos libros de firmas para que los peregrinos pudieran plasmar su nombre para poder recibir el diploma que acredita que han participado en este acto histórico y ganar las indulgencias que corresponden al año jubilar.

Uno de los momentos más emotivos se vivió cuando, tras la misa, las tallas de Jesús Nazareno y la Virgen de Monserrate protagonizaron un encuentro que hizo que resbalaran lágrimas por muchas de las mejillas de los devotos.

Las Hermanas Clarisas son una congregación muy querida en el municipio debido a que han colaborado en multitud de actividades benéficas. Tal y como recordó ayer uno de los asistentes al acto, cuando no existía Cáritas ni el Ayuntamiento disponía de la Servicios Sociales, eran estas monjas las que dieron de comer a muchos oriolanos en tiempos difíciles.