Los vecinos aún recuerdan cuando podían bañarse en el río a su paso por la ciudad. Pescaban anguilas, cogían ranas... incluso lavaban la ropa. Los niños jugaban en sus riberas y, sobre todo, durante el periodo estival era el centro de reunión de muchos. Unas décadas más tarde, contrasta el estado actual de olores y lodos con estos tiempos pasados en los que las aguas transitaban con todo su esplendor por la ciudad,... y eso que su contaminación se ha reducido mucho durante los últimos años.

No es esa la opinión de Manuel García, representante de los vecinos de la Calle del Río, quien asegura que los olores con los que convive son asfixiantes y desde hace días huele a orín. Como hace meses las conversaciones con la Confederación Hidrográfica no dieron resultados, comenzaron una recogida de firmas que ya pasa de 5.000 para hacerse valer. Para eso y para crear una asociación que los represente ante las distintas administraciones.

"Nos prometieron 4 hectómetros de caudal y retirar los lodos" y nada de eso, recordaba ayer este vecino. Además, han pedido apoyo al Ayuntamiento, más concretamente al concejal de Medio Ambiente, Manuel Culiáñez, a quien le recuerdan que, aunque el Segura es competencia de la CHS, el Consistorio "debe velar por los derechos de los vecinos porque, les guste o no, el río también pasa por su territorio". Además, añade que están dispuestos "a llegar a donde sea, hasta los tribunales". Mientras tanto, cientos de vecinos que viven colindantes al Segura soportan cada día, y desde hace décadas, el desagradable olor que desprenden sus aguas, así como las plagas que aparecen, sobre todo, durante el verano.

En cada rincón

Manuel García vive en la calle del Río y afirma que se despierta cada día con el mismo olor que se acuesta y que procede del escaso caudal del Segura. Una peste, relata, que se cuela en cada rincón de su casa, emana de las tuberías y se extiende por todas las calles llegando a impregnar la ropa.

No se trata simplemente de convivir día a día con el molesto olor, sino que los vecinos deben de hacer frente a otros inconvenientes como las plagas de mosquitos. De poco sirven las mosquiteras que, aseguran, se han visto obligados a instalar. "Están por todas partes". Y en verano, la situación se convierte en un "auténtico infierno" que no afecta solamente a los residentes de las zonas cercanas al río, también a los comercios y hosteleros de la zona.

Los más perjudicados son los bares y restaurantes, pues ven cómo la clientela "huye" de sus locales, ya que "no es plato de buen gusto". Al no ser viable el saneamiento de las aguas proponen el estudio de otras medidas, como un desvío del cauce para que no atraviese la ciudad o el soterramiento del río a su paso por Orihuela.

Piden informes y estadísticas sobre enfermedades

Los residentes en las zonas colindantes del río, no sólo se muestran preocupados por las molestias que les acarrea, sino que temen que la contaminación a la que están expuestos pueda suponer un riesgo a su salud. Afirman que ha habido un crecimiento de casos de cáncer en toda la Vega Baja, y temen que la situación que viven día a día pueda ser la causa, ya que se encuentran "en un ambiente cargado de suciedad, contaminación e insalubridad".

Por ello, el colectivo ciudadano de la calle Río se ha puesto en contacto con el Centro de Salud Pública, dirigido por José Cano Montoro, para exigirle "datos oficiales" y ver en gráficos "la evolución de los distintos tipos de cáncer", para así determinar si existe una relación directa con esos datos y el mal estado del Segura.

Además, reclaman a la CHS que la limpieza de los lodos se realice de forma continuada, ya que "no pueden pasar años sin realizar limpiezas". También exigen un análisis semanal de las aguas, publicando los resultados para que sean del conocimiento de todos los ciudadanos y que la afluencia de caudal sea permanente para evitar que el agua quede estancada. Ante esta situación, a los vecinos sólo les queda recordar aquellos tiempos en los que las aguas del Segura eran saludables y disfrutadas por todos los habitantes, soñando con la posibilidad de que algún día pueda llegar a repetirse esa imagen.