Una asociación cultural para la cría y exportación de gallos de la raza combatiente español era la presunta tapadera de los acusados de organizar cada domingo peleas ilegales de gallos en un inmueble del Barrio de los Dolores, una pedanía de Callosa de Segura donde la Policía Nacional de Alicante desmanteló el pasado domingo un tentadero donde se cruzaban apuestas de entre 300 y 600 euros. En la "Operación Cresta" fueron detenidas 46 personas, entre ellas los seis presuntos responsables de la organización, y se intervinieron más de 7.000 euros. Según la Policía, los gallos tenían las crestas amputadas, los entrenaban para hacerlos muy agresivos y eran dopados con anfetaminas, cafeína o estricnina. Además de las apuestas normales, de entre 300 y 600 euros, de vez en cuando celebraban "peleas del millón"-tal y como las denominaban- en las que se llegaban a jugar hasta 10.000 euros. La documentación intervenida desvela que las peleas se remontan a 2007, aunque la asociación cultural fue fundada en 1996.

La mayoría de los detenidos, como si hubiera acordado un guión previo para el caso de una intervención policial, han negado en sus declaraciones que se realizaran apuestas o que hubiera peleas ilegales, alegando que lo que se hacía en el inmueble de Callosa eran tientas y los gallos no sufrían lesiones. Sin embargo, al menos dos de los 46 detenidos sí habrían confesado a la Policía que se apostaba dinero por peleas mortales de gallos.

Apodo

La investigación policial se inició hace un mes sobre varios integrantes de la Asociación Gallística Cultural Alicantina del Sevilla, apodo éste último con el que se conoce al presidente de la entidad, detenido en la operación junto a un hermano y otros presuntos responsables de la organización de las peleas. Pese a que los objetivos de cría de la asociación mencionada son legales, la Policía considera que no pueden realizar peleas de gallos con un desenlace mortal o que impliquen crueldad o maltrato a los animales.

La Policía acusa a los responsables de organizar combates entre gallos sometidos a condiciones especiales. Para ello, asegura en un comunicado, los animales eran entrenados para lograr un desarrollo físico ideal para la pelea y una exacerbada agresividad. Parte del entrenamiento consistía en la amputación de las crestas y el suministro de sustancias como cafeína, anfetamina o estricnina.

Las pesquisas policiales permitieron averiguar que las peleas se realizaban todos los domingos en un inmueble de Callosa. Hasta allí se desplazaban personas de diferentes municipios de Alicante, Murcia, Valencia e incluso Granada. Para entrar al tentadero se cobraba una entrada de 10 euros y una vez en el interior se realizaban las apuestas en cada pelea. Los organizadores también disponían de un pequeño bar donde ofrecían bocadillos y bebidas.

La apuesta

Cada pelea suele durar unos 15 minutos y el "modus operandi" consiste en que una persona presenta un gallo y fija una determinada apuesta -de entre 300 y 600 euros normalmente- que debe ser cubierta únicamente por el dueño del gallo contrincante o en parte con dinero del público. Además, entre los asistentes también suelen cruzarse apuestas por el gallo ganador, que es el que consiga dar más toques con el espolón, aunque se puede dar el caso de que el gallo perdedor muera antes de que concluya el enfrentamiento.

Los efectivos de la Policía Judicial se desplegaron junto a agentes de la Unidad de Prevención y Respuesta (UPR) de la Brigada de Seguridad Ciudadana, llamaron al timbre y cuando les abrieron la puerta y subieron a la primera planta se encontraron a las 46 personas que fueron detenidas y ni rastro de los gallos en el tentadero. En el registro del local se intervinieron tarros con multitud de espolones de patas de gallos muertos, dos petos para pesar gallos, limas para los espolones, sustancias para incrementar la agresividad de los gallos y documentación.

Piden cárcel para los responsables

Protectoras de Animales de la Vega Baja denunciaron ayer estas prácticas crueles en las que se utilizan animales como reclamo para cruzar apuestas. Alguna de ellas, incluso, planteó ayer la posibilidad de personarse en las actuaciones para evitar que se repitan. "En la Vega Baja, por desgracia, había y hay tradición por este tipo de actividades que están prohibidas en la Comunidad Valenciana". Según las mismas fuentes, el hecho de que en algunos países sudamericanos siga practicándose esta actividad de forma lícita y que haya muchos inmigrantes ahora en España ha hecho, incluso, resurgir con fuerza. "Para ellos sigue siendo parte de su cultura y, por qué no decirlo, de sus inversiones porque se gastan cientos de euros en cruzarse apuestas".