Un productor de la variedad "fino-mesero" tiene que gastar una media de 18 céntimos de euro para obtener un kilo de limones. La cifra incluye el agua (una hora de agua en el campo de la Vega Baja cuesta 48 euros y supone 180 m3), los insecticidas y abonos o el hierro, el personal que labra o "escarmunda" (poda), la maquinaria para el riego... Así un suma y sigue que no recuperan cuando el árbol da sus frutos.

Los exportadores, por su parte, compran a ojo ("a farrazo", se suele decir) estimando árbol por árbol los kilos que se obtendrán.

Están ofreciendo como mucho seis céntimos de euro "en bancal" (significa que el exportador paga la recogida) por kilo de limones de esta variedad, un tercio de lo que le cuesta al agricultor producirlo. Según pudo conocer este diario, los jornales por cosechar son de unos 70 euros por día (solo 4 o 5 euros diarios en Turquía) y le añaden de ocho a nueve céntimos al precio del kilo. El transporte a sus naves suma un céntimo o dos más, y el tratamiento de lavado o de envasado en cajas encarece el producto 25 euros por kilo. Después hay que enviarlo a su destino y a veces pagar los portes.

En algunos casos, sobre todo al operar cooperativas, la venta se hace "a resultas", lo que significa que no sabrán lo que cobran hasta que el producto se venda en la lonja de destino y se conozca a qué precio se cerró allí el trato.