A este diario no le quedó la más mínima duda de que había fincas de limoneros con basuras enterradas después de visitar hace un par de meses una de ellas y comprobar la realidad de lo que hacía meses venían denunciando algunos vecinos. Eso sí, con miedo, de una de las pedanías más importantes del término municipal oriolano. Sólo en la superficie se encontraban miles de restos que la pala de "limpia" arena fértil, que daba cobijo a los limones, no había podido sepultar.