La Conselleria de Hacienda del Gobierno Valenciano ingresa globalmente más de seis millones de euros al año, generados por las tarifas aplicadas a las actividades llevadas a cabo dentro del recinto portuario de Torrevieja. En contrapartida la dirección General de puertos de la Comunidad Valenciana apenas ha invertido en mantenimientos de estas instalaciones cantidad significativa alguna en los diez últimos años.

La carga de sal reporta a la Hacienda Valenciana la mayor parte de los ingresos de la rada portuaria. En concreto, la correspondiente a una parte de los 200.000 euros que la Nueva Compañía Arrendataria de la Salinas de Torrevieja (NCAST) abona anualmente por la concesión de parte del contradique de Poniente para esta actividad que desarrollan los buques mercantes.

La empresa salinera también debe pagar la llamada tarifa "G3" por embarcar la sal y los armadores de los mercantes que atracan para ser cargados hacen frente a otra de estas tarifas, la "G2" por ocupación del muelle. La suma de ambas puede llegar a sobrepasar en ocasiones los 41.000 euros mensuales, por lo cual los once meses de actividad portuaria generan en torno a los tres millones de euros al año. También producen sustanciosos ingresos las tres instalaciones náutico deportivas que desarrollan su actividad en las aguas de la rada local -Real Club Náutico, Marina Internacional y Marina Salinas- y los pantalanes sociales que aportan en su conjunto cerca de un millón docientos mil euros.

Capítulo aparte es el puerto pesquero la lonja, y la fábrica del hielo por las que la Cofradía de Pescadores debe abonar de canon anual 16.ooo euros, mientras que por parte de las embarcaciones pesqueras que las utilizan esta cantidad se eleva a 60.000 euros, también anuales. Quedan por último contabilizar otras concesiones de menor cuantía cifradas en torno al millón setecientos mil euros.

Mientras tanto parece como si el reloj del tiempo se hubiera detenido al otro lado de la valla que sigue separando el recinto portuario de Torrevieja del casco de la ciudad por el aspecto de abandono evidente en todo este recinto que es la fachada marítima de Torrevieja. Esta realidad se hace patente cada día más originando quejas formales y críticas de las entidades y empresas locales relacionadas con las actividades que se desarrollan sobre la dársena.

Socavones y falta de defensas

Hasta tal punto ha llegado la situación de abandono que las instalaciones del dique de Poniente no cuentan ni con las defensas necesarias en el muelle de atraque de los mercantes que arriban a ellas para cargar sal, ni garantizan las mínimas condiciones de seguridad, además de presentar socavones y otros desperfectos, mientras según la autoridad portuaria valenciana "ni está ni se le espera".

Los responsables de realizar las labores de atraque y desatraque de los buques de gran tonelaje y eslora deben hacerlo milimétricamente para no rozar su caso o estamparlo contra los muros del muelle, y se lo piensan dos veces si las condiciones meteorológicas son adversas.

La lonja pesquera constituye "otro monumento a la desidia" de Puertos, porque se cae a pedazos. A mediados de los años 2000 el Gobierno Valenciano privatizó parte del espejo de agua de la bahía torrevejense para la instalación de una nueva marina deportiva, a cambio de la obra civil de unas nuevas instalaciones para la flota pesquera en contradique de poniente. Estas obras finalizaron hace ya tres años y continúan todavía sin equipamientos por lo cual no pueden ser utilizadas.

Proyectos

El puerto de Torrevieja ha sido objeto de múltiples proyectos integrales todos ellos anunciados a bombo y platillo entre ellos uno a cargo del arquitecto valenciano Santiago Calatrava en 1999 del que nunca se volvió a saber. La última iniciativa fue del Gobierno Valenciano hace tan sólo un par de años. Como las anteriores también fracaso. En este último proyecto se pretendía que la iniciativa privada lo realizara a cambio de diversas concesiones de suelo. El concurso público quedó desierto. Ninguna

El malestar que históricamente ha enfrentado a mandatarios torrevejenses y alicantinos ha alcanzado ya cotas de indignación desde el año 2000 cuando el puerto de Torrevieja dejó de ser catalogado como de interés nacional dependiendo del de Alicante, para pasar a ser competencia de la Generalitat Valenciana.