Ya no saben qué más argumentos pueden poner sobre la mesa para ser escuchados. El colectivo de regantes y profesores universitarios que lleva tres años intentando que el Ministerio conceda un cupo de mil hectáreas subvencionadas para el cultivo de algodón en la Vega Baja reitera que tiene todos los requisitos, pero reconoce que si este año el Gobierno no atiende a sus súplicas será el último que lo intente. El profesor-colaborador Honorífico de la Universidad Miguel Hernández Joaquín Parra y el profesor de Biología Aplicada de la Escuela Politécnica Superior de Orihuela Santiago Martínez reiteraron ayer durante la recolección de una parcela experimental que la Vega Baja está obteniendo la mejor calidad de fibra, hebras tan largas como las variedades importadas de Egipto o la India, que los agricultores de la zona conservan la experiencia de cuando el algodón era uno de sus productos estrella (hasta los años 70), que se dispone de la la maquinaria para tratar la fibra, que hay industriales textiles muy interesados en comprar el producto... Pero que sin la subvención europea el cultivo no es viable.

El año pasado y el anterior la Vega Baja y algunas zonas del Baix Vinalopó aparecieron en el borrador de las subvenciones del Ministerio (en diciembre se espera el que corresponderá a 2012), pero después desaparecieron sin más explicación de la orden definitiva. Regantes y sindicatos agrarios interpretan que Andalucía se opuso porque tiene el cupo total de hectáreas subvencionadas, 48.000, pero no aciertan a comprender qué impide al Ministerio ceder un 2% al sur de Alicante.

Investigación

El proyecto para reintroducir el algodón en la Vega Baja ha implicado en los últimos años a políticos de todos los signos, sindicatos de agricultores, regantes particulares y universidad. El primer año se plantaron distintas variedades para detectar cuáles son las que mejor funcionan con el clima y el suelo de la Vega, el segundo año se plantó en nueve parcelas en distintos municipios para demostrar que el éxito no era casual, que toda la extensión de la comarca está lista para dar el mejor resultado en términos de calidad y de producción (se busca tanto que la planta dé el mayor número de kilos como que sean de buena calidad para que se multipliquen por un buen precio).

Este año se han plantado dos parcelas en San Fulgencio y Daya Vieja con cinco variedades -dos americanas y tres de hebra larga, de las cuales dos son "pimas" y una híbrida-. Se ha obtenido el mejor resultado posible: calidad extremadamente superior a la andaluza (al nivel de Egipto o de India, que este año no pudo suministrar materia prima de calidad por las inundaciones) y a un nivel productivo muy alto. Sin embargo, como los precios dependen del mercado y del clima los agricultores precisan las subvenciones para saber que su trabajo será rentable.

Fuente de trabajo en el sector agrícola

El propietario de la parcela experimental de San Fulgencio en la que ayer se inició la recolección, Juan García Calvo, señaló que el algodón es un cultivo que precisa de bastante mano de obra: "No habría gente parada si esto se plantara, porque lleva mano de obra y generaría trabajo". En esta parcela se plantaron en abril algo menos de una hectárea, y se ha cosechado otra similar en Daya Vieja. El resultado se lleva a la universidad para investigar qué variedades han funcionado mejor, pero en cualquier caso García indicó que el algodón es un elemento magnífico en la rotación de cultivos porque mejora el estado de la tierra: "En media parcela de Elche se plantó el año pasado y este año se aprecia la diferencia en los brócolis que salen de la mitad que tuvo algodón y de la que no". E. G. B.