El fiscal de Medio Ambiente ha abierto una investigación para esclarecer el supuesto enterramiento de basuras de todo tipo, incluidos restos de centros sanitarios, en parcelas de cultivo de la pedanía oriolana de La Murada, según fuentes judiciales a las que ha tenido acceso este diario. Esta práctica de soterrar toneladas y toneladas de basuras trituradas y mezcladas con tierra parece haberse llevado a cabo de forma continuada desde hace años, habida cuenta del tamaño que tienen los árboles que hay plantados sobre las montañas de basura, y de la gran extensión de las parcelas bajo sospecha que, al parecer, están elevadas varios metros sobre su altitud real. De hecho, la investigación va más allá y trata de averiguar si se sigue llevando a cabo el enterramiento de basuras de forma completamente descontrolada e ilegal en otras fincas cercanas a la pedanía, en la que se encuentra el vertedero de "Proambiente".

Las pesquisas de la Fiscalía tienen su origen en una denuncia presentada por el Ayuntamiento de Orihuela, que amplía los datos aportados ya en agosto en referencia a la ocupación de dominio público hidráulico de la Rambla Salada con basuras, como ya publicó este diario (se detectó que propietarios particulares de fincas lindantes habrían "invadido" la rambla llenándola de basura sobre la que después se habían plantado cítricos, estrechando su cauce y aumentando el peligro de inundaciones en caso de fuertes lluvias, datos que se pusieron en conocimiento del Seprona, la Fiscalía de Medio Ambiente y la Confederación Hidrográfica del Segura). La Concejalía de Medio Ambiente ha tenido conocimiento de estos hechos hace escasos meses a través de denuncias presentadas por vecinos ante el Ayuntamiento, y es que la basura es evidente a simple vista desde las carreteras que circunvalan algunas parcelas.

Una inspección superficial del terreno permite constatar que el suelo es una mezcla de arenas y plásticos, vidrios, restos sanitarios o cartuchos de tinta para impresora. Una de las fincas se encuentra entre Los Rubiras y la Rambla Salada y no es necesario excavar para encontrar aplicadores de insulina para diabéticos, cuchillas de afeitar, mandos a distancia para cocheras, productos de aseo personal como cepillos de dientes o desodorantes, botes de cristal de distintos medicamentos con etiqueta, relojes digitales, teléfonos móviles... Eso sólo en la superficie, por lo que los vecinos, el Ayuntamiento y la Fiscalía se preguntan qué no habrá más abajo.

Otras fincas que están siendo investigadas se sitúan junto a Los Corrales y cerca de Los Randeros (una tiene árboles más pequeños que la mencionada de Los Rubiras, y otra no está cultivada). Presentan un aspecto mucho más compactado y triturado, aunque el hedor a medida que uno se acerca resulta más y más fuerte. En las inmediaciones de estas parcelas, de hecho, se pueden encontrar una especie de charcas densas, con posos oscuros y que también desprenden un fuerte olor. La Fiscalía estudia si son precisamente lixiviados -los líquidos resultantes de filtrarse el agua por un terreno permeable lleno de basura- que han emanado a la superficie. En ese caso serían evidencias de que en las proximidades hay basura bajo tierra. Las sustancias enterradas, si las hay, se podrían tratar de identificar con análisis de estos líquidos y con sondeos o catas, señalan las fuentes consultadas.

Preocupación

La preocupación de muchos vecinos de la pedanía por este asunto está por un lado en los gases que emanarían del suelo -que además de provocar malos olores podrían ser tóxicos en función de cuáles sean los materiales vertidos, si se constata que los enterramientos se están dando- pero también porque se estarían enterrando desechos sin ningún control y sin medidas de seguridad, algo completamente prohibido (no en vano, los vasos de los vertederos autorizados tienen que estar perfectamente impermeabilizados para evitar filtraciones contaminantes a la tierra).

La Murada se encuentra en un terreno en pendiente descendiente hacia Orihuela y otras localidades de la Vega Baja, por lo que se teme que además el agua de lluvia o de riego filtrada a través del suelo pueda recoger sustancias contaminantes o tóxicas y pasar a acuíferos subterráneos o a conductos de avenamiento de riego e incorporarse al río Segura, con el eventual peligro de que podrían llegar al Parque Natural de El Hondo, que queda en una especie de valle o de depresión del terreno que se divisa desde La Murada.