La Vega Baja volvió a vivir una jornada de fiesta con ocasión de la celebración ayer de la Virgen del Pilar. Desde primeras horas de la mañana y prácticamente hasta la medianoche se sucedieron todo tipo de actos para agasajarla en una muestra de fervor que convierte a la comarca en más mañana y aragonesa que alicantina y valenciana durante esta jornada.

Fue, por ejemplo, el caso de Benejúzar, minutos antes de las nueve de la mañana, un constante goteo de vehículos se concentraba en los distintos accesos por carretera. Por cualquiera de las calles aledañas a la parroquia discurrían miles de romeros ataviados con el pañuelo rojinegro de la Hermandad. Cuando la talla de la Virgen del Pilar asomó por el pórtico, arrancó la primera jota, sonó el estruendo de la primera traca y se lanzó al aire el primer "¡viva!". Callosa de Segura, Orihuela, Pilar de la Horadada, Los Montesinos y muy especialmente Benejúzar acogieron ayer multitudinarios actos y romerías en honor a la "Pilarica", una de las imágenes más veneradas y queridas por los pueblos de la comarca.

Es tradición religiosa, pero también es fiesta y la excusa perfecta para pasar un día al aire libre en compañía de familiares y amigos. La gran mayoría de personas que se echaron a la calle para acompañar a la Virgen en su ascenso a la sierra benejucense, acudieron portando con ellos mochilas, fiambreras y neveras, preparados así para disfrutar de la intensa jornada. Junto a ellos, esperaba una banda de música acompañada de numerosas mujeres vestidas de mañas que, de cuando en cuando, hacían sonar sus castañuelas.

Carrozas

Desde la calle de abajo, comenzaron a subir las tradicionales carrozas de papel rizado y por megafonía se oyeron los primeros vítores: ¡Viva la Virgen del Pilar! ¡Viva la reina de la Hispanidad! En ese instante, una lluvia de confetis y globos de mil colores cubrieron la fachada principal al tiempo que las campanas replicaban sin censar. Asomó la Virgen y los allí concentrados estallaron en aplausos mientras, desde algún punto de la plaza, hicieron su aparición decenas de palomas que acabaron revoloteando entre los rayos de sol que traspasaban el humo de la traca que acababa de explotar.

La comitiva se encaminó así, siguiendo a las carrozas, por el sendero de ascenso a la sierra, donde está ubicada la ermita de la Virgen del Pilar.

Entre ellos, una representación de la Guardia Civil que acudió a rendir honores a la patrona de este cuerpo. La Benemérita celebró ayer en la práctica totalidad de acuartelamientos de la comarca a su patrona. El paso a la imagen lo abrió un grupo de niñas y mujeres vinculadas a la escuela de jotas municipal que, al son de las castañuelas, alegraron el paso a la ingente cantidad de peregrinos que les seguían.

A la llegada a la ermita le siguió la tradicional misa baturra y una gran variedad de actuaciones folclóricas. Desde allí se anunció que la carroza ganadora de este año había sido la formada por un gigantesco pitufo azul que, vestido de escocés, portaba alrededor de su cuello el pañuelo de la Hermandad del Pilar.

Pilar de la Horadada

En Pilar de la Horadada, la procesión fue el acto central de una jornada de fiesta que se prolongará con actos hasta el domingo, incluyendo conciertos, novilladas y actividades deportivas y lúdicas. La iglesia estaba ayer engalanada, tras la ofrenda de flores para que al mediodía tuviera lugar la misa concelebrada por varios sacerdotes y que llenó la parroquia.

La celebración de la onomástica en Callosa de Segura comenzó a las ocho de la mañana con una eucaristía en la Arciprestal de San Martín. Al término de la liturgia, la imagen cruzó triunfante la puerta de la iglesia a hombros de un grupo formado solo por mujeres, una tradición que se repite año a año.

Acompañados por una banda de música, se dirigieron hasta el cruce de la calle Convento y la Rambla Alta, punto en el que se unen a la comitiva miles de personas para comenzar el camino de ascenso a la sierra. Un itinerario inundado por banderas rojigualdas y en el que se veían ya a primera hora de la mañana numerosas barbacoas dispuestas en las terrazas de los vecinos. Barbacoas que, poco después y ya en caliente, inundaron de olor a parrilladas de embutido y paellas las empecinadas calles de ascenso al santuario.

A la llegada de la ermita, la comitiva asistió a una misa de campaña que, una vez acabada, dio paso a la verbena que se celebró en la misma placeta del santuario a lo largo de todo el día. Durante la lúdica jornada, el goteo de gentes subiendo y bajando de la sierra fue una constante, y ya en el paraje natural de la Pilarica, los residentes y visitantes que disfrutaban de comidas al aire libre se podían contar por miles.

Fue a las seis de la tarde cuando la imagen salió de nuevo del santuario para emprender el camino de regreso, acompañada como no podía ser de otra manera de las jotas interpretadas por la banda musical y de los alegres cánticos de unos romeros que habían disfrutado de la verbena y la fiesta desde primera hora de la mañana. La comitiva se dirigió así hasta el cuartel local de la Benemérita, punto en el que tradicionalmente culmina la romería y desde donde se profirieron los últimos vítores de la que fue la 64 edición de esta celebración.

Los Montesinos

En Los Montesinos, la fiesta arrancó a las seis y media de la mañana y durante toda la jornada se celebraron actos festivos en la calle destacando el rosario de la aurora después de amanecer, la misa en honor a la patrona, a la que acudieron numerosos agentes de la guardia civil con traje de gala y la procesión que recorrió las calles entre el fervor popular.

En Orihuela, la fiesta se trasladó a barrios y pedanías. El de Barrio Nuevo recuperó al cabo de varios años la procesión y en la iglesia de Santiago se celebró el acto de la Guardia Civil con presencia municipal. En el Arenal, la Campaneta, Escorratel y Correntías Altas hubo procesiones y actos lúdicos durante toda la jornada.