La calle Arriba de Orihuela, en la que vivió Miguel Hernández, es hoy en día un barrio deprimido que se ha sometido ya a más de un plan de revitalización, pero basta pasear por el entorno hernandiano para seguir encontrando solares llenos de basura y escombros, niños jugando en la calle en horario escolar, rincones insalubres o fachadas llenas de pintadas. El equipo de gobierno se paseó ayer por la calle Arriba pero también por las "traseras", las vías más escondidas, para comprobar los desperfectos en el adoquinado, las parcelas abandonadas o los signos de exclusión social que hay que resolver. Y presentó otro plan de revitalización, pero esta vez es más bien toda una terapia de choque.

El alcalde, Monserrate Guillén (Los Verdes), aseguró que este proyecto de intervención "tendrá en cuenta lo que es este entorno y a los ciudadanos que quieran vivir aquí, y limitará las posibilidades de acción de aquellas personas que solo han venido a destrozarlo", pues no se puede permitir que no se pueda pasear por la zona, a tan solo 150 metros de la Catedral y del casco histórico. De hecho, el concejal de Bienestar Social, Emilio Zaplana, anunció que se "educará" a los vecinos para que adopten hábitos cívicos que ayuden a mantener el barrio en condiciones de higiene dignas. Es más, aseguró que "para las familias que no colaboren o que no estén dispuestas a trabajar con nosotros tendremos que poner en marcha otro tipo de medidas, porque no puede ser que una serie de familias estropeen la convivencia en el barrio".

Zaplana también mencionó que los objetivos son a largo plazo, pues "se va a poner en marcha un plan de acción comunitaria que durará cuatro años para conseguir efectos reales, no de un mes y medio como se hacía antes porque eso es tirar el dinero y no sirve para nada".

Intervención

En cualquier caso, Bienestar Social será uno de los pilares importantes en este plan de choque, pero no será el único. La intervención está prevista también desde Educación, Urbanismo o Infraestructuras, y sin duda desde Seguridad, concejalía que ostenta el propio alcalde. No en vano, Guillén añadió que "la seguridad en el barrio debe establecerse de una vez por todas, es muy necesario" y que la presencia policial es una medida "preventiva" para evitar problemas de convivencia, tal y como añadió la concejala de Pedanías y Barrios, Antonia Moreno (PSOE).

En el plano del mantenimiento del barrio, el regidor reconoció que "no se puede permitir que cualquier persona que viva aquí lo haga en condiciones infrahumanas", y es que algunos vecinos acompañaron a los ediles en un recorrido por la zona y les contaron de primera mano el "uso para actividades indebidas" de algunos solares o las condiciones en las que juegan los niños enmedio de basuras y desperdicios que pueden ser peligrosos. Moreno sostuvo que la realidad cotidiana del barrio "no puede consentirse por razones sanitarias, urbanísticas, turísticas y educativas" y destacó que muchos oriolanos desconocen la auténtica situación del barrio.