El supervelero de lujo Dwinger, construido en 2008 en astilleros holandeses de Zaandam, se encuentra atracado desde el pasado 9 de septiembre en aguas del puerto deportivo Marina Salinas de Torrevieja. Sus características lo hacen único en su categoría. Dispone de un solo mástil de 62 metros de altura -es decir, unos 20 pisos- lo que le permite prescindir de obenques (los gruesos cables con los que se sujetan los mástiles) y de estay (el aparejo de cabos que siempre acompaña a los palos de un velero). De hecho esta embarcación soporta 540 metros cuadrados de vela.

A diferencia de un velero convencional, el mástil, elaborado en fibra de carbono, es rotatorio, lo que ofrece una maniobrabilidad y flexibilidad de navegación "sin igual", gracias a un sistema de manejo de velas que es el más avanzado del mundo, según explicaron ayer fuentes de esta marina deportiva que en su día se concibió para atraer el amarre a aguas de Torrevieja de embarcaciones de gran eslora. En este caso Dwinger alcanza los 47 metros de popa a proa. Además dispone de un motor propulsor de 800 caballos y dos auxiliares para facilitar la maniobra, situados en la proa en la hélice de proa y en un costado. La quilla, que da estabilidad a toda la estructura y a la navegación, se introduce en el agua cinco metros.

El barco está dotado de un equipamiento técnico de auténtico lujo disponiendo de una suite privada y quince camarotes, calculándose su precio en torno a los 40 millones de euros. Lleva bandera holandesa. De hecho su propietario es un multimillonario de esta nacionalidad. La llegada de este tipo de velero es también una bendición para quienes se hagan con los pedidos de suministros. El mástil destaca en la dársena portuaria muy por encima del resto de setecientos puntos de amarre con los que cuentan los tres puertos deportivos de la ciudad. Sus 62 metros son equivalentes aproximadamente a un edificio de veinte plantas.