Es la misma ciudad pero diferente a los ojos de Francisco López Navarrete, vicepresidente de la asociación Orihuela Sin Barreras, que lleva ocho años luchando por eliminar los obstáculos a los que se enfrentan las personas con movilidad reducida. López se desplaza en sillas de ruedas y se apunta a dar un breve paseo por el casco histórico de la ciudad. "Dentro de lo que cabe, está muy bien esta zona para pasear pero no puedo ir por la calle de Ramón y Cajal porque las aceras son muy estrechas", explica. Y es que los problemas de movilidad obligan a planear el recorrido, a saber por adelantado dónde están los escalones, los bolardos y las obras.

Pronto utiliza la primera muestra de buen diseño urbano: El paso de peatones que cruza la calle de Colón. La acera tiene una rampa a ras del suelo que permite cruzar la calzada a las personas de movilidad reducida sin que peligre su seguridad. Sin embargo, el cruce de la Calle López Pozas no está adaptado para las sillas de ruedas. Ese lo evitamos. Es un tramo separado por dos reductores de velocidad para los coches. "Para poder pasar por aquí tengo que subirme al badén y luego darme la vuelta para subir de espaldas el escalón de la acera", explica. Una hazaña muy peligrosa, con una mala maniobra puede volcarse la silla en mitad del cruce.

El paseo continua en dirección a la sede de Las Salesas de la Universidad Miguel Hernández. "Estudio una ingeniería y tengo que venir a diario", relata. Para llegar al edificio tiene que cruzar un suelo adoquinado sin rellenar. Entre los huecos se puede atascar la rueda de la silla y provocar inmediatamente la caída al suelo. "La Universidad se ha diseñado con varias zonas de accesibilidad pero es incoherente que para acceder a ella haya escalones, tanto en la plaza como en la entrada principal". Y es verdad, aunque quienes no tienen dificultades de acceso no suelen darse cuenta. Si llegas por la calle Santa Justa y Rufina ves que hay una acera alrededor del edificio que sólo por la parte trasera está a ras del suelo: "Tengo que dar casi toda la vuelta para llegar al tramo que tiene la pasarela para subir o bien arriesgarme e ir por el paseo de adoquines, que es un terreno muy peligroso", aclara López. También hay un escalón en la plaza del Colegio de Ilustres Abogados.

El vicepresidente de la asociación dice que aún hay mucho trabajo por delante para que se cumpla la normativa vigente en cuanto a movilidad y accesibilidad, pero admite que "Orihuela ha progresado muchísimo en los últimos años y puede llegar a convertirse en un ejemplo de ciudad accesible para toda España".

Tiendas

En la zona del centro del casco urbano hay muchas calles con tiendas pero la mayoría no tienen escalones para acceder al local. No sólo comercios, también restaurantes, bares, tiendas de viaje, farmacias... Son muchos establecimientos los que se tienen que incluir en una lista negra de terrenos vedados a personas con reducida movilidad. López admite que para comprar hay pocas opciones, porcos sitios a los que pueda entrar.

Con todo, decir que Orihuela puede ser un buen ejemplo a seguir no es un cumplido gratuito. El vicepresidente ha viajado por varias ciudades del Levante y ha comprobado que el diseño urbanístico se ha olvidado de las personas discapacitadas.

La portavoz de Orihuela Sin Barreras, Carmen Díaz, es la principal responsable de este avance. "Es una mujer que ha luchado muchísimo por conseguir la igualdad y que se nos tenga en cuenta a la hora de hacer obras públicas. Ha llevado su voz al Ayuntamiento para que todas las concejalías le hagan caso. Lo que hemos logrado es gracias a ella", dice López.

Pero la cuestión es que no se trata de un problema sólo de las personas con discapacidad física. Cualquiera puede necesitar en un momento dado una silla de ruedas, unas muletas, un bastón, empujar un carro, arrastrar una carga... De lo que se trata es de hacer una ciudad habitable, cómoda. Una ciudad accesible. Para todos.

Luchando por mejorar la accesibilidad

La Asociación Orihuela Sin Barreras se fundó en 2003 sin ánimo de lucro y con el objetivo de eliminar las dificultades que se presentan en materia de urbanismo y arquitectura en la ciudad. Se trata de un grupo de personas con movilidad reducida que lucha por concienciar y sensibilizar a la sociedad de que existen barreras que impiden que puedan desenvolverse con soltura las personas impedidas por la ciudad y realizar una vida normal porque "allí donde se ve un escalón, se ve un obstáculo", comenta Carmen Díaz, portavoz del grupo. Esta asociación ha llevado su voz al Ayuntamiento para que su criterio esté presente en los nuevos planes de Urbanismo. La concejal de Modernización de la Administración, Transporte y Movilidad, Martina Scheurer, comentó su intención de entablar conversaciones con la presidenta para iniciar, con su criterio, el nuevo plan de movilidad que quieren presentar este año. I. R.