Docenas de puestos de venta en la vía pública se instalan semanalmente en las pedanías de Desamparados, La Campaneta, San Bartolomé y en la urbanización de Entre Naranjos sin control aparente de la administración. Se trata de mercadillos ya asentados en estas poblaciones cuya instalación se viene realizando desde hace años -incluso décadas-, aunque de ellos no se tiene registro municipal de cuotas por ocupación de la vía pública, ni otros requisitos a los que sí están sujetos el resto de actividades de este tipo que se desarrollan en el término municipal de Orihuela.

La concejalía de Mercados se encontró con esta realidad al percatarse de que en la ordenanza municipal aparece registrada la celebración de ocho mercadillos semanales en todo el término municipal aunque los funcionarios del área informan de la celebración de doce.

Cuatro son los mercadillos que escapan -oficialmente- al control municipal pese a que alguno de ellos abastece semanalmente a poblaciones importantes, como es el caso de San Bartolomé, donde se congregan más de veinte puestos cada semana, o Desamparados, pedanía que suma más de tres mil vecinos.

El nuevo concejal del Área, Juan Ignacio López-Bas, explicó, a preguntas de este diario, que se ha encontrado con unos recursos muy limitados en este departamento atendido por dos funcionarios que compatibilizan sus tareas de preparación de infraestructuras para los mercadillos y de recaudación de tasas por ocupación de vía pública, con otras que le encomendaban otras concejalías del Ayuntamiento.

El hecho de que estos populares mercados semanales no cuenten con un registro y control administrativo no sólo supone un agravio para el resto de mercaderes del sector de venta ambulante que se ven sujetos tanto al estricto cumplimiento de la ordenanza municipal como al sistema de lista de espera establecido para poder instalar sus puestos en zonas como Orihuela Ciudad. También supone, en teoría, una evidente merma en la recaudación que por este concepto ingresan las arcas municipales, de ahí el interés de la Concejalía de Mercados en actualizar administrativamente el desarrollo de esta actividad comercial itinerante en todos los lugares donde se celebre. Control que en última instancia repercutirá en mayores garantías de seguridad para consumidores y usuarios de esta forma tan tradicional de venta en la comarca que cumple la doble función de dar salida y canalizar la venta de productos frescos de la comarca junto a otros productos de uso cotidiano con una excelente relación calidad-precio, y la de abastecer la demanda de poblaciones con bajo nivel de implantación comercial.

Una gestión tortuosa

La gestión de este departamento municipal se vio a su vez salpicada a principios de la década del 2000 por la condena a cuatro años de prisión de uno de los funcionarios que formaban parte de su organigrama, actualmente en prisión, por la apropiación de 66.000 euros de la recaudación de los mercadillos oriolanos.