Muchas veces los concejales se cruzan reproches y la línea de dónde acaba la política y comienza el insulto es tan delgada que en algunos casos las acusaciones acaban con denuncias en los juzgados. Ayer la edil de Seguridad, Mayte Valero (PP), estaba citada en los juzgados de Orihuela precisamente a un acto de conciliación, instado por el concejal de la oposición, Pedro Mancebo (CLr), quien se sintió difamado porque en unas declaraciones el pasado 19 de noviembre, la responsable municipal aseguró que él se dedicaba a grabar niños a la entrada de un colegio de la ciudad. Mancebo, quien es abogado de profesión, no lo dudó y decidió que Valero había sobrepasado el límite, su honor y que las calumnias tenían que acabar ante un juez. Algo que, finalmente, no ocurrirá.

La concejala no acudió al acto de conciliación, que es previo al inicio de las actuaciones judiciales (algo así como una oportunidad de disculparse y evitar la continuación del proceso), pero envió a una procuradora en su nombre con un escrito que a Mancebo dejó satisfecho al punto de asegurar al salir del juzgado que no seguiría adelante en el proceso en defensa de su honor. El portavoz de Centro Liberal Renovador se dio por reparado después de que la representante legal de Mayte Valero asegurara que no fue su intención menospreciar o faltar a la dignidad de Pedro Mancebo, reconociendo además que nunca el edil había realizado dicha actuación -grabado a menores- o que ésta en sí pudiera ser reprochable.

Mancebo quiso quitar hierro ya a este asunto en plena campaña electoral y aseguró que daba por zanjada esta cuestión. "Entiendo que de sus palabras (de las de Mayte Valero a través de su procuradora en el juzgado) se desprende un reconocimiento y una disculpa implícita, por cuanto asegura que no tuvo el ánimo de difamarme".

El concejal, que entiende que se le pueda criticar -principalmente desde las filas del Partido Popular- por haber llevado a un compañero de Corporación al juzgado, aseguró que no le quedó otro remedio pues las declaraciones de Valero, en definitiva, a él le acusaban de un delito, estaban grabadas, se habían hecho públicas y no cabía vuelta de hoja. A pesar de ello, el edil, que no se cruza frase alguna con la concejala de Seguridad desde que la llevó a los tribunales, asegura que le hubiera gustado más que hubiera acudido al juzgado a disculparse.