La torre con relojes y la fachada de mármol "travertino" italiano del nuevo edificio del Ayuntamiento se ha convertido en seña de identidad de la administración en tan sólo tres meses. Pero la andadura del nuevo edificio Ayuntamiento de Pilar de la Horadada, el primero con el que cuenta el municipio como tal desde que logró su independencia como pueblo de Orihuela, ha sufrido un inesperado revés. Hasta miembros del equipo de gobierno tuvieron que arrimar el hombro en la madrugada del jueves al viernes para desviar el torrente de agua que se colaba al subsuelo por la calle La Isla. El alcalde, Ignacio Ramos, intentaba ayer subrayar que la zanja abierta por una empresa privada en esta zona desde hace días es la que precipitó la inundación del edificio consistorial e insistió en que lo sucedido nada tiene que ver con el tipo de construcción o cómo se ha llevado a cabo el proyecto, de casi seis millones de euros. Los técnicos de Sacyr, empresa constructora que entregó el imponente edificio, situado en el centro del casco urbano revisaban los desperfectos y no terminaban de explicarse cómo había caído la sólida pared medianera con el edificio contiguo. Mientras tanto las máquinas se apresuraban a enterrar la zanja y retirar los sacos de tierra que daban a la zona una aspecto de desastre total.

La oposición del Partido Popular, representada por José Fidel Ros se mostró ayer muy prudente y emplazó a los medios de comunicación a obtener información del propio alcalde.

La estructura

Parte del granizo permanecía en los sótanos donde el agua alcanzó los 70 centímetros. Aunque desde el Ayuntamiento se limitaron los efectos de la tromba a los dos sótanos y a los daños materiales en el archivo municipal -que llevaba una semana en su nueva ubicación- lo cierto es que ayer también se barajaba algún daño estructural en el edificio de seis plantas, que deberá analizarse, porque el agua podría haber horadado la base sobre la que se asienta, está por determinar.

Los 6.075 metros cuadrados construidos para este Ayuntamiento están divididos en seis plantas. Los dos sótanos, afectados por el agua, con seis metros de profundidad acogen dos aparcamientos para 40 vehículos además de almacén, archivo y sala de máquinas.

"Nos hemos librado muchas veces, pero ahora nos ha tocado"

Ignacio Ramos, alcalde de Pilar de la Horadada (PSOE), visiblemente preocupado -por lo que afecta al edificio consistorial como por la incidencia de la tormenta en el campo- dijo ayer que tiene previsto convocar un pleno extraordinario para tratar este asunto y solicitar ayuda a la Generalitat para normalizar la situación en uno de los principales sectores económicos locales. El primer edil fue el que utilizó el término de "zonas catastróficas" para las áreas de cultivo afectadas por el pedrisco. La superficie y los daños no estarán determinados hasta el lunes.

El primer edil explicó ayer a los periodistas que el jueves por la tarde se consultó con el centro de coordinación de Emergencias de la Generalitat sobre el riesgo de precipitaciones torrenciales y se le indicó que no existía. Una hora y media después una fuerte tormenta de agua y granizo afectó al casco urbano y el norte del término municipal. "Primero de granizo, luego de agua y granizo y al final, otra vez de granizo", especificó.

El agua perjudicó los cultivos y el Ayuntamiento, pero también varias viviendas particulares y naves industriales, como la tienda de muebles del polígono de la Cañada de Praes. El caudal de la rambla que atraviesa el casco urbano incomunicó parcialmente algunas zonas durante la noche del jueves y buena parte de la jornada de ayer.

El alcalde, junto a varios de los concejales de su equipo de gobierno se desplazó a las zonas más dañadas donde los agricultores le informaron que la mayoría de los invernaderos perjudicados por las lluvias y el granizo - del tipo denominado "parra"- no están asegurados. Los regantes sólo recordaban un episodio parecido, aunque de consecuencias mucho más reducidas, un mes de noviembre de hace diez años, que les decidió, a robustecer sus instalaciones con invernaderos de "tubo", que son los que han aguantado el tirón esta vez. "Nos hemos librado muchas veces de estas cosas. Hemos tenido suerte. Esta vez nos ha tocado", concluía ayer Ramos.