Arqueólogos de la comarca han formado un grupo de trabajo que realizará un estudio de toda la arquitectura militar que existe en la Vega Baja y que está relacionada con la Guerra Civil, como son trincheras, refugios antiaéreos, polvorines, casamatas o nidos de ametralladoras. El objeto es documentar lo que hay, aunque algunas ya lo están, para que formen parte del Catalogo de Bienes Culturales de la Consellería de Cultura.

Posteriormente, una vez realizada la investigación de campo, se pretende instar a los distintos ayuntamientos en cuyos términos municipales se sitúan estos elementos para que se acondicionen, se rehabiliten y se pongan en valor con el objeto de elaborar una ruta comarcal que permita visitar estos elementos históricos de manera coordinada.

El grupo formado inicialmente por los arqueólogos, Emilio Diz, Manuel de Gea y Antonio García Menárguez, está abierto a cualquier ciudadano interesado en este proyecto de investigación.

Hasta el momento los investigadores ya tienen localizados diversos elementos de la denominada "Arqueología de la Guerra Civil"; sobre todo, en los cabezos situados al sur del río Segura, entre los términos municipales de Guardamar del Segura y Rojales, y en diversos puntos de San Miguel de Salinas y Benijófar.

También se tiene constancia de restos de la contienda bélica en la zona costera entre Torrevieja y Orihuela y en el caso urbano oriolano donde destacan, al menos, cuatro refugios antiaéreos.

Estado de deterioro

La práctica totalidad de estos elementos presentan un avanzado estado de deterioro y abandono. En otros han desaparecido por distintas circunstancias al cambiar el uso del suelo donde se situaban.

La abundancia de estos restos, a lo largo y ancho el Bajo Segura, se debe a que el Gobierno de la República decidió crearlos en 1937 durante la Guerra Civil, aunque no se descarta que alguno sea anterior, formando un cordón defensivo terrestre en la linea Guardamar, Rojales, Benijófar, San Miguel de Salinas en la costa de Torrevieja y Orihuela con el objeto de contener un posible el avance hacia Cartagena de fuerzas desembarcadas en Santa Pola o Torrevieja por parte del bando nacional.

"Se pretende conservar unos elementos arquitectónicos de nuestra historia reciente, prácticamente desconocidos por la mayoría de ciudadanos, muchos de los cuáles se sitúan en cerros donde también existen yacimientos arqueológicos al tratarse de lugares elevados", indican los arqueólogos para añadir que "a este fin principal de conservación se une su potencial turístico mediante una ruta comarcal que puede servir como un nuevo reclamo cultural e histórico".

En estas fechas, sobre 1937, según el grupo de investigadores, fueron construidas las tres lineas defensivas de la Vega Baja: De posición avanzada, de resistencia, y de reserva, que horadó decenas de kilómetros de cerros con trincheras, polvorines, nidos de ametralladoras, observatorios y abrigos con blindaje de hormigón. Incluso en estos planes se contemplaba la voladura del puente de hierro de Guardamar del Segura.

Hasta el momento sólo los ayuntamientos de Guardamar del Segura y desde hace un mes el de Orihuela se han interesado por rescatar del olvido, tras más de 70 años de su construcción, estos elementos patrimoniales. El primero, realizando excavaciones, rehabilitando trincheras e incluyéndolas en rutas senderistas; y el segundo, abriendo al público un refugio antiaéreo durante la pasada edición de la Feria Medieval.

Defensa de Cartagena

El devenir de la Guerra Civil convirtió a Cartagena y por extensión al sur de Alicante en uno de los últimos reductos republicanos.

De ahí la construcción de las lineas defensivas en la Vega Baja que se situaron siguiendo la margen derecha del río Segura, en la zona de San Miguel de Salinas hasta la costa bordeando las salinas, que pretendía evitar que las posibles fuerzas nacionales desembarcaran en Torrevieja y se dirigieran a Cartagena, cuya base se convirtió en el más importante bastión defensivo de la República durante la Guerra Civil.