Diaga Seck es senegalés y con su español casi no acierta a explicar por qué está en la cola de donantes, aunque afronta el gesto solidario que está a punto de realizar por primera vez en su vida con toda naturalidad. Y es que llega al Centro de Información y Animación Juvenil (CIAJ) de Torrevieja, el lugar escogido para el primer maratón de donaciones de sangre de la provincia, acompañado de su novia, Patricia García. Ella ha donado otras veces antes y le ha animado.

Junto a más de una decena de personas hace cola, entre ellas Amparo Serano, José Manuel Carreño o René Benalcázar (todos donantes desde hace años, y sin necesidad de un motivo para hacerlo, hasta el punto de que les extraña que les pregunten cuál es su motivación). Esperan a que comience a extraer sangre el segundo grupo de sanitarios del día (seis enfermeras, dos médicos y dos celadores con diez camillas) con una hora de retraso porque por la mañana se han pasado de la hora de cierre, prevista para las dos.

El goteo de donantes y de donaciones no se detiene en todo el día y al final de la jornada se contabilizan los resultados: 91 bolsas de 450 cm3 recogidas por la mañana, 99 por la tarde. Torrevieja supera con estas cifras los datos del año pasado, cuando hicieron el mismo gesto desinteresado de Diaga, de Patricia o de René 185 personas (mayores de edad, de más de 50 kilos de peso y sin problemas de salud, esos son los requisitos). Desde 2004 en la ciudad -que es pionera en eso de los maratones de sangre-, se han recogido 1.500 bolsas.

Sin embargo, pese a la muestra de solidaridad que ensalzó la concejala de Sanidad, Pilar González Cifuentes, la maratoniana jornada no dará tanto de sí como para cubrir las necesidades de los hospitales de la provincia en un día (300 bolsas), aunque con cada donación se pueden salvar hasta tres vidas. Los médicos Julián David Menéndez y Roberto Sastre tuvieron que rechazar a una decena de personas por la tarde, tantas como sus compañeros de la mañana, por problemas de anemia o hipertensión), pero en general donar es tan sencillo como proponerse afrontar el miedo a las agujas. Ese, dicen, es el freno más grande que tienen algunos.

Peor basta pensar, como recordó el coordinador de equipos del Centro de Transfusiones de Alicante, Carlos Clavijo, que sólo hay que dedicar quince minutos y que "nunca sabemos a quién va dirigida la donación, pero puede salvar la vida tanto de un desconocido como de un familiar, e incluso la nuestra propia". Las mujeres pueden donar tres veces al año, los hombres cuatro, y los tipos de sangre más necesitados son el 0 negativo y el A negativo. Aunque vienen bien todos.