La CV-951, carretera que une las poblaciones de San Miguel de Salinas y Torremendo (Orihuela), circunda desde principios de los ochenta el pantano de La Pedrera a lo largo de unos cuatro kilómetros. Sin embargo conserva todavía el trazado del antiguo vial, tramo inundado en parte por el embalse, que discurre unos dos kilómetros en línea recta entre Torremendo y la urbanización sanmiguelera de Lo Rufete. Salvo un disco de dirección prohibida, ninguna señalización específica advierte a los conductores que llegan por este trazado a la orilla misma del pantano ni de su existencia ni de la potencial peligrosidad del vial. Un vial que aparece en varios de los navegadores GPS más importantes del mercado, como trayecto más rápido, y lo que es más llamativo, correcto, para llegar a esta población de mil vecinos que se asoma al pantano entre campos de secano.

Con la carretera "oficial" bien señalizada parece improbable que algún conductor se despiste y enfile el camino incorrecto desde Torremendo. Pero sin embargo sí hay constancia de equívocos desde el extremo que parte de Lo Rufete. Durante el día el deterioro evidente de la carretera inutilizada que termina sumergiéndose en las aguas del pantano, pone en alerta a los conductores de su no operatividad, y salta a la vista cual es el trazado correcto. Pero con visibilidad reducida o durante las horas nocturnas, cualquier distracción puede acabar con el automóvil en el embalse. Una situación que también podría llegar a producirse en caso de que un conductor siguiera las indicaciones de alguno de los navegadores de GPS. La "caída" a las aguas del pantano no sería abrupta porque las orillas de la zona de inundación presentan una suave pendiente que gana profundidad hacia la parte central del embalse. Pero existe la posibilidad real de que el conductor tarde en reaccionar ante la presencia del agua. No hay ninguna valla que impida continuar el paso por el antiguo trazado, ni advierta de la existencia del pantano.

Trágico accidente

Es improbable que se diera en este lugar la situación que se vivió en la noche del pasado 2 de octubre cuando un senegalés perdió la vida al seguir las indicaciones erróneas de su GPS y cayó con su vehículo en el embalse de La Serena, en la provincia de Badajoz. Pereció ahogado, aunque el otro ocupante del coche pudo salvar la vida a nado. Un accidente que no sólo es atribuible a las indicaciones erróneas del GPS, sino también a la mala señalización de la zona advirtiendo del peligro.

La ausencia de señalización adecuada es también evidente en el caso del antiguo tramo de la CV-951 anegado por el pantano de La Pedrera.

Algunos vecinos de Torremendo están ya habituados a las confusiones de los conductores, aunque aseguran que la carretera principal está bien señalada y no recuerdan ningún incidente grave de vehículos que hayan ido pantano adentro. Menos ahora que la inundación de la carretera es más evidente porque el embalse regulador, que se llena de forma artificial con los aportes del trasvase Tajo-Segura, está casi lleno con más de 150 hectómetros. Todos los mapas de carretera oficiales recogen el recorrido correcto no así los populares GPS. Y eso que han pasado más de 25 años desde que la antigua carretera quedó inutilizada con la inundación del pantano.