Monos blancos e impolutos, máscaras protectoras negras para respirar y protegerse, pértigas de diez metros de longitud, productos químicos fitosanitarios de nombre impronunciable y una larga cinta de la policía para cerrar todo el perímetro. No era una secuencia de ciencia ficción de una película de serie B, es el picudo rojo. Las 22 palmeras de gran porte de la especie canaria de la Plaza de la Constitución -La Glorieta- recibieron ayer a primera hora de la mañana un tratamiento preventivo contra la plaga de picudo rojo que cerca Torrevieja desde hace meses. Es el cuarta "acción" de estas características que se realiza este año en el principal y más emblemático espacio público del centro de la ciudad. La plaza estuvo cerrada al público de siete a once de la mañana mientras los operarios remataban su trabajo. El fitosanitario autorizado por la Generalitat, lo que se le inyecta a la palmera, se llama imidacloprid y su principal principio activo es... la nicotina.

La Generala-STV Gestión, empresa adjudicataria del mantenimiento de los jardines, tan sólo ha detectado dos casos de palmeras infectadas en parques públicos en los últimos meses. Fue en la zona de Rocío del Mar, al sur del litoral, y en un espacio cercado por focos de jardines privados infectados de Orihuela Costa. El porcentaje de ejemplares de la especie canaria, la preferida por el insecto, es muy reducido sobre el total de 5.000 palmeras inventariadas en espacios públicos del municipio; sobre todo, datileras y washingtonias. Manuel Pérez, ingeniero agrónomo y delegado de La Generala-STV en Torrevieja explica que hay que estar muy alerta porque una vez que el picudo rojo invade una palmera las alternativas son escasas. Son caras y con pocas posibilidades de éxito. Pasan por la "cirugía" directamente en la zona de tronco infectada -que puede albergar hasta mil larvas- o inyectar una gran cantidad del producto fitosanitario preventivo.

Experimentos

Las otras alternativas que se están experimentando, las biológicas están "en pañales" y plantean un remedio pudiera ser peor que la enfermedad. Es el caso de la introducción de un "bicho" foráneo americano que se "coma" al invasor egipcio, que es de donde arribó el gorgojo rojo al mediterráneo un día de 1994 a través de palmeras importadas.

Afortunadamente para las arcas locales el tratamiento preventivo de las palmeras contra el picudo rojo se contempló en el precio de la contrata de mantenimiento y conservación de los parques municipales. Porque tratar un sólo ejemplar y una vez sale por 200 euros. Ese el gran problema para atajar la plaga. Porque los particulares que un día observan cómo la palmera de su jardín languidece para secarse unas jornadas después no pueden hacer nada más que cortar el árbol si quieren que no se extienda la plaga.

Un término municipal cercado por una plaga que arrasa la comarca

El picudo rojo avanza a pesar del espejismo de este verano en el que la plaga parecía que se extendía menos de lo previsto inicialmente por las altas temperaturas. Sin embargo los efectos devastadores de en las palmeras se pueden observar a simple vista en zonas como la carretera de Los Montesinos, donde las hileras de árboles desmochados en los bancales de cítricos que jalonan el camino de Las Asomadas (Orihuela) o en las inmediaciones de Benejúzar. El insecto ha acabado con docenas de palmeras plantadas en su día en el corredor verde del río Segura, desde puertas de Murcia en Orihuela a la desembocadura de Guardamar.

También se ha cebado con los jardines públicos en Orihuela Costa, por ejemplo en Campoamor, donde todavía siguen sin retirarse más de una veintena de troncos secos y desmochados. Para algunos de los profesionales que se dedican a diario al cuidado de jardines que el insecto llegue a los parques públicos de Torrevieja, o los grandes palmerales de Orihuela y San Isidro es sólo cuestión de tiempo, aunque las palmeras datileras que conforman esos parajes no están entre las preferencias "culinarias" del picudo supuestamente porque el vuelo en altura no es la mejor cualidad del escarabajo. D.P.