Asegura que su nombramiento como máximo representante del bando cristiano es la mayor distinción que puede haber recibido de su comparsa, en la que José Luis Fuentes, de 55 años, lleva 37 años viviendo la Fiesta.

José Luis Fuentes ingresó en los Caballeros del Tadmir con 18 años, más o menos, y después de 37, en los que ha tenido ocasión de pertenecer a varias juntas directivas, su comparsa le ha distinguido con el nombramiento como embajador cristiano 2010. Fuentes asegura que esta distinción "es la máxima que te puede otorgar tu comparsa" y que ha contando con el apoyo del resto de socios desde el primer momento. El embajador dejará por unos días su trabajo en Caja Mediterráneo para representar a las huestes cristianas en las Fiestas de la Reconquista.

¿Qué ha significado su nombramiento como embajador cristiano de 2010?

La distinción de que la comparsa te nombre embajador es lo máximo que se puede otorgar. Es la culminación a tantos años en los Caballeros del Tadmir. He estado trabajando para la comparsa siempre y he pertenecido a varias juntas directivas de ésta.

¿Cómo ha preparado los detalles de su embajada?

Desde que me nombraron, un grupo de festeros se puso a mi disposición. Estamos haciendo todo lo posible para que nuestras ideas queden reflejadas en lo que será la embajada. Es cierto que al ser los embajadores, se nos mira más. Y el visto bueno a todo este trabajo lo da el público.

¿Cuesta más organizar una embajada en el contexto de crisis económica en el que estamos?

La crisis se nota. Pero a grandes males, grandes remedios. Lo que no se consigue con dinero, se logra con imaginación. El 90 por ciento de la puesta en escena que hemos preparado, lo hemos confeccionado nosotros manualmente. Llegamos hasta donde podemos. Otros años en los que los Caballeros del Tadmir hemos sido embajadores, se ha pedido una aportación extra a los socios. Este año no ha sido así. En lo que se nota más la crisis es en que no conseguimos publicidad para la revista de la embajada.

Entonces, ¿ha contado con el apoyo de toda su comparsa?

Sí, sí. Hay gente ocupándose de la decoración del cuartel, ya que este año tiene que ser distinto.

¿Alguna vez imaginó que sería embajador?

No, nunca. No he sido ni capitán de mi comparsa, porque siempre he estado en juntas directivas y eso de nombrarse a uno mismo no está muy bien. Una vez me lo propusieron, pero por circunstancias personales no pude aceptar. Siempre he pensado que me gustaría ser embajador, como a cualquier festero.

¿Cuáles son, para usted, los actos imprescindibles de la fiestas de Moros y Cristianos?

El Pájaro. Estar en el balcón del Ayuntamiento el día que lo sacan es con lo que sueña cualquier festero. Después, destacaría el desfile, porque supone la puesta en escena de un proyecto que llevas preparando todo un año.

¿En que cree que ha evolucionado la Fiesta desde que usted comenzó a ser festero?

No tiene nada que ver. Antes los presupuestos eran pequeños y la banda de música se llevaba el 30 o el 40 por ciento del dinero que tenía la comparsa para un año. Las "cábilas" también han cambiado, ahora tienen un confort que no tenían antes. También las filás han evolucionado, y los desfiles. Ya no se toca sólo "Paquito, el chocolatero", ahora la música es más variada y enriquecedora.