Diez años después de que los vecinos de la calle Baltasar Martínez, de Callosa de Segura, enviaran el primer escrito al Ayuntamiento quejándose del colapso de la red de alcantarillado, el Consistorio anunció la definitiva renovación. Los propietarios, cansados de ver cómo su calle se convierte en un auténtico río de aguas fecales cada vez que llueve, vieron un halo de esperanza cuando un cartel puesto junto al vial anunció la definitiva renovación de la red de saneamiento de las calles Ginés Boyvia y Baltasar Martínez, con un presupuesto de 132.000 euros. Pero el Consistorio ha dado marcha atrás y sólo renovará la primera, según los afectados, que se preguntan dónde está el dinero, mientras el nauseabundo hedor que desprenden las alcantarillas impregna toda la calle, por lo que se ven obligados a vivir con puertas y ventanas cerradas.

Así, el primer escrito presentado por los propietarios en el Consistorio, alertando de que la red de alcantarillado se colapsaba, "como consecuencia de la expansión urbanística que se está dando en esa zona", data de mayo de 2000. Ya entonces se quejaron de que los conductos se taponaban y provocaban la salida de aguas residuales, "tanto por las alcantarilla de la calle, como en los sumideros de las viviendas de algunos vecinos". Hasta hoy han presentado numerosas reclamaciones y tan solo han recibido una contestación del Ayuntamiento. Fue en diciembre y el escrito, enviado desde la Concejalía de Servicios, dice que se personaron en dicha calle con técnicos de la empresa gestora del agua "comprobando que no había nada raro relacionado con las quejas ni el olor. Aunque también es cierto que lleva varios días lloviendo y eso influye".

Pero el problema persiste y no solo se da a raíz de las precipitaciones. Todo el vial está impregnado de un fétido hedor que, según los vecinos, se incrementa con las altas temperaturas de la temporada estival. "En verano el olor es inaguantable, ventanas y puertas tienen que estar cerradas, porque además tenemos cucarachas y ratas. Tengo mi casa llena de ambientadores e insecticidas. Aquí no se puede estar", comentó malhumorada una de ellas.

Cinco años atrás, se llevaron a cabo una serie de obras de renovación del alcantarillado en dicha zona. "Se instaló un tubo de 60 centímetros de diámetro, muy pequeño, para dar cabida a los nuevos residentes de la zona", asegura uno de los afectados. En esta línea cuenta que, cuando se estaba llevando a cabo la renovación, se acercó a los obreros "porque vi que eso no se estaba haciendo como se debía y me contestaron que no había más presupuesto".

La situación, alcanza un nivel de gravedad importante cuando llueve. En esta calle hay personas de avanzada edad que a duras penas pueden valerse por sí mismas.

"Los servicios de Protección Civil han tenido que venir a socorrerme en varias ocasiones porque el agua ha rebasado la puerta de mi casa. He visto heces flotando por mi patio", comenta otro afectados que padece una invalidez y está postrado en una silla. "Queremos que nos arreglen la calle, pagamos impuestos como todo el mundo. Si es competencia del Ayuntamiento o es de Aqualia, no lo sé, pero que se pongan de acuerdo y lo arreglen", añade por último.