Una madre y sus tres hijos de corta edad permanecen en el centro social de Bigastro a la espera de ser realojados tras el hundimiento parcial de un edificio en la calle Purísima en la noche del pasado lunes, según explicó ayer el alcalde de bigastro Raúl Valerio Medina Lorente. El resto, quince vecinos más, de origen magrebí y español, han encontrado acomodo en casas de amigos o han alquilado un piso. Los inquilinos están viviendo con lo mínimo puesto que no han podido acceder todavía a sus viviendas. El acceso al edificio en condiciones de seguridad no ha sido posible. El aspecto exterior del inmueble no deja entrever las graves daños que sufrió el interior.

Los técnicos que están vigilando el inmueble, cuya terraza se hundió sobre el interior del cuarto piso y éste sobre el tercero, han recomendado demoler los balcones para descargar de peso la estructura del inmueble y evitar que se desplome del todo.

Una vez realizada esta operación, que estaba prevista entre ayer y el fin de semana, se apuntalarán las dependencias y los propietarios e inquilinos podrán acceder a sus casas para recoger sus pertenencias.

Valerio Medina se sumó ayer a la tesis de que el peso del agua que se acumuló sobre la terraza el pasado lunes fue la causa del hundimiento. Acumulación provocada por la obstrucción de los desagües debido a la falta de mantenimiento y el hecho de que ese espacio se estuviera utilizando como trastero, aunque el primer edil no quiso apuntar hacia la responsabilidad de los inquilinos y propietarios. En este sentido dijo que se ha ordenado un análisis del cemento del edificio para descartar algún tipo de deficiencia como la aluminosis. Los inquilinos dejaron el edificio sólo dos horas antes de que se viniera abajo parcialmente. Algunas fuentes aseguran que la cifra de residentes era mayor que las 18 que ha confirmado el Ayuntamiento.