La Rábita Califal es el único conjunto monacal islámico del período Omeya Andalusí conservado casi en su totalidad y el único documentado en el mediterráneo occidental, señala García. Casi novecientos años después de su abandono fue redescubierto, en 1897, durante los trabajos de repoblación forestal de las dunas de Guardamar. Entonces se localizó la lápida de su fundación, con inscripciones en árabe.

En 1984 una intervención arqueológica descubrió parte del conjunto ahora en grave proceso de deterioro. La Rábita está compuesta por 22 mezquitas o celdas oratorias con su propio mirhab cada una.

Durante estas excavaciones de la Rábita "saltó la sorpresa" y se localizó material reutilizado y cerámica que resultó ser anterior a la etapa musulmana, perteneciendo a la cultura fenicia. Otros trabajos de excavación posteriores descubrieron parte de una gran ciudad fenicia amurallada cuyas dimensiones, calculadas de manera provisional, apuntan a que puede tener una extensión de 10 hectáreas, lo que la convierte en una de las principales ciudades fenicias del Mediterráneo, superando a muchos centros clásicos tanto en Occidente como en el propio lugar de origen.

En este yacimiento se han encontrado restos de actividad metalúrgica que demuestran, según los investigadores, la importancia del enclave.